Pero la vinculación de El inocente con la herencia familiar de Garrel no acaba con la inspiración autobiográfica y materna de la película. Si se atiende al lado paterno resulta imposible no hallar conexiones entre el filme y la obra del padre del director, el también cineasta Philippe Garrel, cuyo modus operandi creativo se asienta sobre el hermanamiento entre el cine y la vida.
De hecho, cabe recordar que Louis Garrel encarnó a alter egos tanto de su padre como de su abuelo (el también actor Maurice Garrel). Así, El inocente debe contemplarse como la fusión de las vivencias e imaginarios de los progenitores de un director plenamente consciente de su lugar en la historia del cine francés.
La gravedad de los abismos emocionales se dan la mano en El inocente con una convicción que invoca el recuerdo de una obra primeriza de Jean-Luc Godard. El hijo al que da vida Louis Garrel aparece sumido en un pozo de melancolía y autocompasión. El Garrel director concibe El inocente como un gozoso juego de hibridaciones genéricas y artificios formales...
El inocente afianza su proceder imprevisible gracias a la magnifica labor de sus cuatro actores protagonistas. Pese a ser la que goza de menos tiempo en pantalla, Noémi Mérlant, la estrella de Retrato de una mujer en llamas (2019), regala un momento para el recuerdo cuando en un prolongado primer plano, pasa de estar al borde de las lágrimas, por el recuerdo de una amiga fallecida, a esbozar una amplia sonrisa por una cita de Tinder"...
Con un pie en la cinefilia de la vieja escuela y otro en el empuje autoficcional de una cierta modernidad europea, Garrel compone una agridulce oda a la búsqueda de la felicidad.
Manu Yáñez. El Cultural, 5 de abril de 2023.
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