En fin, son muchos lastres, una buena mochila de tópicos, los que pesan sobre el escritor. Por eso cobra tanto interés el trabajo del filósofo, profesor y divulgador francés François Noudelmann (1958) Un Sartre muy distinto, que descubre el hombre tras el personaje público -con un status entonces casi de estrella de cine- y que lleva hoy a las librerías el sello Ediciones del Subsuelo.
Noudelmann muestra cómo el pensador siempre dispuesto a exhortar a la audiencia al compromiso político también se cansaba hasta el aborrecimiento de su permanente papel de vigilante de los principios universales. En su ensayo hace que emerjan las contradicciones, los otros Sartre, y para realizar ese análisis será clave la figura de Arlette Elkaïm (Constantine, Argelia, 1935-París, 2016), a la que Sartre conoce cuando ella cuenta 19 años y a la que acaba por adoptar como hija y finalmente heredera de su obra.
Además de largas conversaciones, ella facilitó a Noudelmann el acceso a la correspondencia privada, documentos inéditos, audios y filmaciones que le permitieron dibujar el retrato de un hombre "muy distinto, ligero, soñador , risueño", "una existencia al margen del curso de la historia y, a veces, incluso opuesta a ella", y que, por cierto, fue una postura suya ante la vida, que afloró con más fuerza gracias al influjo de su hija adoptiva. "Un pensador no siempre comulga con todo lo que piensa", concede Nouldemann, para insistir: "El proceso del pensamiento no se limita a una argumentación lógica. El propio Sartre afirmaba que las nociones más abstractas se alimentan de la materia del tiempo, de los afectos, de lo imaginario que penetra en la reflexión".
H.J.P. La Voz de Galicia, miércoles 22 de marzo de 2023.
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