Alan Braxe |
El French house nació a mediados de los noventa, en gran parte, alrededor de Roulé, la discográfica de uno de sus amigos -Thomas Balganter, de Daft Punk-, donde Braxe publicó sus primeras producciones. El French touch era básicamente un sonido con una melodía tan cremosa y simple como el chantilly. Se inspiraba en el house estadounidense, usaba samplers funk o como el primer hip hop y le añadía elementos locales. "Yo creo que todos los que fuimos incluidos en ese sonido compartíamos background. Estaba eso que dices, pero también un poco del sonido de los primeros sintetizadores. Cuando llegaron en los setenta, éramos niños de siete u ocho años. De repente todo empezó a hacerse con ellos: desde la sintonía superkitsch de las noticias a la música de los dibujos animados, que era muy buena. Creo que entró en nuestro cerebro de niños. Nosotros le añadimos un toque música disco, que fue muy popular en Francia en los setenta y los ochenta. En nuestra cabeza era una gran mezcla".
En la suya y en la de casi todos. Tal vez no se pueda hablar de un revival de aquella particular forma de entender el house, porque simplemente se ha convertido en atemporal. Y el caso es que parece estar en muchos sitios. Hay algo de French touch en Beyoncé, en Drake o en the Weeknd. Y está desde luego en la reedición de The Upper Cuts, un disco publicado en 2005 tan deseado que, hoy, supera los 100 euros en las web de segunda mano. Reúne la mayoría de las primeras producciones de Braxe en solitario y sus colaboraciones. Incluida Music Sounds Better With You, quizás la pieza más popular de las realizadas fuera de los EE UU, firmada por Stardust, un trío ocasional formado por Braxe, Thomas Bangalter y el vocalista Benjamin Diamond. También su trabajo con el bajista y productor Fred Falke, al que conoció en la mili. "Los dos tocábamos en la banda del Ejército del Aire. Yo, el clarinete. Él, esa especie de tuba enorme que se cuelga del hombro", recuerda. La reedición es el siguiente paso tras el regreso triunfal en 2022 de Braxe, que durante años trabajó de una forma muy discreta, junto a su primo DJ Falcon, otro de los pioneros del French house. Esta nueva versión introduce cambios. Salen algunas canciones que estaban y entran dos canciones nuevas. Entre ellas una colaboración nu disco con Annie. También un remix de 2002 para Britney Spears. "Es de mis favoritos. Lo hice en una noche. Cuando por la mañana llegó el mensajero para llevarse la cinta, solo tenía dos minutos acabados. Y eso fue lo que entregué. Al fin y al cabo eso es lo bueno de las remezclas: que te dejen hacer lo que quieras. Por eso he hecho tantas. Debo llevar unas setenta de todo tipo de música".
Braxe dejó París hace años y vive en las afueras de Toulouse. "La familia creció y es más asequible", se justifica. Divorciado, tiene dos hijos de 13 y 19 años. "Al mayor le gusta lo que hago. El pequeño solo escucha música medieval", explica. Él esta acostumbrado a actuar para chavales que no habían nacido cuando publicó sus primeros temas, pero se define como un hombre de familia: "Lo que más me gusta es trabajar en el estudio de mi casa". Cuando pincha por el mundo, en clubes o festivales, ya no se va de fiesta. Prefiere los museos, los restaurantes y mantener un perfil bajo... "Me centré en la música, fundé mi propia discográfica y todo fue bien. Comportarme como una estrella no está en mi ADN. No soy David Guetta. Todo depende del tipo de vida a la que aspires. Y yo soy un tío muy sencillo".
Iñigo López Palacios. Icon. El País, 7 de mayo de 2023.
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