Desde que en 1921 Fred Niblo filmó la primera incursión de Los tres mosqueteros, novela publicada por Alejandro Dumas en 1844 (antes fue folletín por entregas ese mismo año), el cine y la televisión se han mantenido fieles al asunto con casi medio centenar de adaptaciones. Las peripecias vividas en el siglo XVII por el gascón D'Artagnan bajo el reinado de Luis XIV, junto a sus compañeros Athos, Portos y Aramis, hallan buena parte de su fuerza en sus antagonistas Milady de Winter y el intrigante Richelieu.
Fiel al original en lo fundamental, pese a tomarse algunas licencias, se trata de una superproducción al viejo estilo. Sobresale su cuidada recreación artística, con el escrúpulo que caracteriza al cine francés de ambiente histórico al abrigo de su espléndido patrimonio monumental de los siglos XVII y XVII, con espacios muy agradecidos a la cámara. También acierta el tono académico elegido por Bourboulon, salvo las secuencias de acción y la necesidad de dar caña a la steadycam para aparentar una apuesta visual. Va a ritmo de infarto, aunque procura vestir a los personajes para darles cuerpo y evitar la caricatura. No falta un sazonado a base de pizcas políticas, religiosas, sentimentales y alguna desvergüenza.
En cuanto a la trama, casi toda es respetuosa con el espíritu de Dumas, si exceptuamos algunas ausencias y la obligación de ajustar el metraje a un formato estándar. Conste que rodaron entre los veranos del 2021 y el 2022, junto a su secuela. Lo dicho, el cine de género está muy vivo.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, 1 de mayo de 2023.
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