Todos los jueves hay un hombre que tiene entre sus obligaciones el secuestrar a una soprano, chantajear a sus jefes, matar a un tramoyista de la ópera y lanzar una lámpara de araña sobre un patio de butacas. Los viernes se cuela disfrazado de ángel de la muerte en un cementerio, manipula y amenaza de muerte a la soprano y sus allegados, ahorca a un aristócrata en una ópera en llamas, descubre el poder de la compasión y desaparece. Ese día lo hace dos veces. ¿Y los fines de semana? No perdona ninguno. Gerónimo Rauch encarna al fantasma en El fantasma de la ópera
Desde su estreno en Madrid el 4 de septiembre de 2023, Gerónimo Rauch (Buenos Aires, 46 años) encarna al fantasma de El fantasma de la ópera cinco veces por semana. Su jornada laboral supone recorrer el oscuro arco de uno de los personajes más aplastantes del género función tras función, "Soy como un futbolista que tiene que jugar todos los días", defiende el argentino afincado en Madrid desde hace años, una mañana en el teatro Albéniz, donde se representa la obra.
Rauch ha pasado por esta historia cientos de veces en este periplo, que terminará el 20 de abril, y seguirá en ella cuando en junio, la producción comience a girar por toda España hasta 2027: este mes irá por Torrevieja, Burgos y Vigo; seguirá en julio y agosto por Valencia, Gijón, Cuenca y Valladolid y se afincará en Barcelona cuatro meses en el teatro Tívoli hasta el 1 de febrero del año que viene en Gran Canaria.
Al final Rauch habrá interpretado al fantasma en España durante tres años, a añadir a los otros dos, entre septiembre de 2012 y agosto de 2014, que pasó con la máscara puesta en el West End de Londres. Acabará bordeando las mil funciones. "La única forma de mantener un personaje durante tantos años es si sientes que puedes seguir dándole algo o si te sigo dando algo a ti", aclara. "Yo voy vibrando, utilizando el personaje según mis emociones de ese día".
La versión madrileña ha acercado a Rauch a una estirpe muy singular del teatro: actores capaces de defender la misma función año tras año, temporada tras temporada. Pasa con las obras de mayor aguante en cartel, que suelen ser musicales, especialmente con El fantasma de la ópera (en el West End entre 1985 y 2020), Los miserables (39 años en el West End y contando) y El rey león (27 años en Broadway, sin vistas a detenerse).
Rauch explica que, para él, navegar cada función es, a estas alturas, una especie de trance. Empieza poco después de que el fantasma entre en escena, pasado un cuarto del primer acto, cuando termina de cantar el mítico dueto El fantasma de la ópera: "Y cuando acabamos, yo ya", aquí Rauch chasca los dedos, "como que me olvido. Ya estoy totalmente dentro de la función. Ya no la suelto. Puedo estar en el camerino respondiendo un mensaje y siguiendo todo lo que sucede", prosigue. Gente que trabaja con Rauch asegura que es normal verlo tranquilo, con su mate en la mano, escasos segundos antes de saltar al escenario. Él defiende la partitura. "En ese trance ya me lanzo a la siguiente canción, La música de la oscuridad. La gente piensa: qué tontería cantar esto. No, no, tiene que ser elegante: va de lo pequeñito a la intensidad pura y luego vuelve a lo pequeñito. Es realmente muy difícil. Ya hago esa canción estando dentro del Fantasma"...
"Mira, a mí hay una frase que me da toda la creación del personaje: cuando él dice que lo primero que hizo su madre fue taparlo antes de acunarlo", explica Rauch. "Soy argentino, he hecho terapia toda la vida, siempre freudiano: la madre, la madre, la madre, todo es la madre. Siempre digo: acá hay tela para trabajar"... "Al final, después de todo el viaje, el fantasma termina entendiendo que el amor es otra cosa, y no es la obsesión que siente él. Es un thriller psicológico, y a mi me resulta fascinante", concluye el artista.
Tom C. Avendaño. Madrid. El País, lunes 10 de febrero de 2025.
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