miércoles, 26 de febrero de 2025

Laurence des Cars. Directora del Louvre

Laurence des Cars. (Foto: Ed Alcock/MYOP)
"El turismo de masas no es una maldición, sino un orgullo". El Louvre, 40 años después de su última gran reforma, necesita adaptarse para seguir ofreciendo una experiencia a la altura de su leyenda, explica su directora y presidenta, Laurence des Cars (Antony, 58 años) en una entrevista con El País y cuatro periodistas europeos del grupo Lena. Emmanuel Macron a dos años vista de las elecciones presidenciales, ha decidido emprender la reforma. Nadie duda ya, y menos Des Cars, la primera mujer al frente de la institución, que el museo ha vuelto a quedar obsoleto tras su última renovación en 1981. El turismo de masas ha aniquilado cualquier estructura  que no estuviera pensada para la multiplicación exponencial de viajeros. Hay que construir una nueva entrada, reordenar las salas y hallar un lugar adecuado para la La Gioconda, alrededor de la que gira toda transformación. 

P.- Usted ya había alertado sobre la necesidad de lanzar este proyecto en 2023. ¿Por qué solo ahora el presidente de la República ha sido convencido de iniciarlo?

R.- Habíamos constatado el envejecimiento del edificio y de las instalaciones técnicas del Gran Louvre, que está llegando al final de su vida útil, 40 años después de su creación con la Pirámide, convertida ya en un símbolo del museo. Este diagnóstico también está vinculado a una afluencia masiva de visitantes y a una saturación.

P.- La Pirámide, concebida para recibir a cuatro millones de habitantes, hoy acoge a nueve. ¿Cómo gestionan esta situación?

R.- Desde mi llegada, hemos implementado un límite de 30.000 visitantes por día. Los equipos me alertaron sobre la necesidad de establecer este tope. El Gran Louvre fue un magnífico gesto de modernización, pero no incluyó la otra mitad del museo, más al este, alrededor de la Cour Carrée. La columnata y la explanada en frente no han sido renovadas desde los años sesenta.

P.- ¿Cómo conciliar la experiencia de la visita al Louvre con el fenómeno del turismo de masas?

R.- No desprecio el turismo. Todos somos viajeros culturales. El turismo masivo es una realidad del mundo actual y una fuente de orgullo para el Louvre, el museo más visitado del mundo. No es ninguna maldición, es una ventaja. Hay muy pocos museos con una historia tan larga como la del Louvre, de casi 900 años. Hoy  cerca del 90% de las visitas están prerreservadas. El proyecto tiene como objetivo mejorar la recepción de los visitantes, distribuidos en flujos y ofrecer una experiencia de visita más cómoda, algo que se ha perdido en cierta medida. El Louvre no se resume en la Mona Lisa.

P.- ¿Cómo hará para que el Louvre no se reduzca solo a la Mona Lisa? Muchos visitantes expresan su decepción...  

R.- Porque la Mona Lisa forma parte de un cierto imaginario. Y ese imaginario siempre decepciona cuando se topa con la realidad. Lo preocupante es cuando los visitantes se sienten decepcionados porque ven la obra en malas condiciones. Por eso, la Mona Lisa tendrá una sala entera  para ella, que permitirá una experiencia óptima para los visitantes, con una mejor gestión de los flujos y nuevos accesos. Si pasas rápidamente por delante, te pierdes su genialidad y  belleza. Por eso queremos construir un espacio a su medida, en el que también se informe mejor al público sobre su historia. La Mona Lisa no es solo una imagen; es una obra de arte frágil, pintada sobre un panel de álamo. Nuestra misión es hacerla accesible sin comprometer su conservación. Cada visitante deberá reservar su entrada a esta sala, lo que garantizará un tiempo adecuado para la contemplación. Será una extensión del tique general del Louvre.

P.- ¿Y no teme que los visitantes solo acudan a ver la Mona Lisa y no el resto del Louvre?

R.- Las encuestas muestran que el 70% de los visitantes quieren ver la Mona Lisa, pero no vienen solo por ella. El Louvre sigue siendo un destino en sí mismo. Otras obras emblemáticas como la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo seguirán siendo puntos de atracción clave...

Daniel Verdú. París. El País, domingo 16 de febrero de 2025.

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