Amanda Leite en su pequeña barra madrileña Bocanada.
La sumiller reivindica el buen momento que viven los vinos naturales o con poca intervención. Y su Bocanada con carbónico que desfilan por su barra es el mejor ejemplo de ello. Entre esos tesoros con carbónico que desfilan por su barra hay una enorme fijación por Austria. Para ella, la bodega de Alexander y María Koppitsch es una fuerte introducción a la frescura, mineralidad y acidez que transmiten esos vinos, "ideales para romper esquemas en torno a lo que puede ser un buen vino espumoso".
Pero si hay algo que define la esencia de la propuesta de Leite es su obsesión por el champán natural, y en especial por las cuvées de Cazé-Thibaut. Desde que los descubrió en Media Ración quedó enamorada de esta maison, cuyo cultivo sin químicos en el húmedo y difícil terreno de Reims representa un pequeño milagro. "Es champán natural, sin nada que lo maquille sin azúcares añadidos. Es un trabajo impecable", comenta. El espumoso nace la localidad de Châtillon-sur-Marne, un pueblo situado en Vallée de la Marne. En su pequeña barra madrileña Leite también apuesta por una propuesta de cocina itinerante. De chefs coreanos a estrellas francesas en ciernes, abre las puertas de su cocina a talentos de todo el mundo, dejándoles improvisar un menú en constante rotación. Es un sistema caótico, casi anárquico, pero que funciona como un ballet: cada chef trae su historia, sus sabores, y Bocanada les da carta blanca.
Abraham Rivera. Placeres. El País Semanal, 2 de diciembre de 2024.
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