Pues bien, el jueves noche, el equipo del festival (ésa era la firma) mandaba un mail urbe et orbi con la más evidente y esperable renuncia. "Hoy hemos tomado la decisión", se lee en la misiva. Y tras dos puntos: "El festival de Cannes no puede celebrarse en la fechas programadas, del 12 al 23 de mayo, Se están estudiando varias hipótesis de trabajo para preservar todo el trabajo realizado hasta el momento". Y entre todas esas hipótesis, la principal, se dice es su aplazamiento para finales de junio o principios de julio.
Cae, así la última y más importante de las citas culturales anuales que aún se mantenía en pie. Todo un símbolo. Hay que tener en cuenta que el festival sólo ha sido cancelado en 1968 a causa del mayo famoso. De las barricadas de entonces a los virus de ahora.
Ayer mismo se conoció que la sección del Mercado estudiaba la posibilidad de celebrarse online. En sentido estricto, ésta no forma parte de la estructura del festival, pero es, por su importancia económica, la que lo mantiene en pie. Es ahí, en ese apartado reservado a la industria, donde se decide el devenir del cine mundial: del independiente en su totalidad y de buena parte del comercial.
Una vez conocido esto último, se especulaba con la lejana posibilidad de hacer otro tanto con el resto. Algo, casi por definición imposible. No hay alfombra roja virtual con un mínimo de sentido. Y de glamour, claro.
La organización lo fiaba todo a la posibilidad de reducir el aforo de las salas y de limitar el número de acreditaciones para respetar las restricciones mínimas acordadas ya de forma universal. Sin embargo, una medida así no tenía en cuenta la evolución desigual de la pandemia. De celebrarse en estas condiciones quizá el cine europeo, en el mejor y más desinfectado de los mundos, estaría allí. ¿Pero es posible un festival de cine sin la industria y las estrellas americanas?. Por lo demás, ¿se acercaría el mercado asiático (el chino y el coreano concretamente) a la Riviera francesa con el riesgo de asistir aun rebote de la enfermedad? En definitiva, de momento, junio o julio. Veremos.
Luis Martínez. El Mundo, jueves 19 de marzo de 2020
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