domingo, 15 de marzo de 2020

El naufragio de las civilizaciones

Amin Maalouf. Foto: M.Cosano
En El naufragio de las civilizaciones, tercera mirada al mundo de uno de los autores más conocidos y premiados de las letras francesas, Maalouf recurre a la metáfora de la mar, pensando el el Titanic, para arrojar luz frente a tanta incertidumbre sobre las fuerzas que nos alejan de los paraísos soñados: libertad, paz, solidaridad, progreso, prospe-ridad...  A pesar de contar por primera vez en la historia con los medios para librar a la especie humana de todos las catástrofes que la acosan, corremos, escribe, "a toda velocidad en dirección contraria", atrapados en "un engranaje", que "nos arrastra a la fuerza... amenazando con reducir a la nada nuestras civilizaciones" (p. 19).
Corresponsal, novelista, historiador, libretista de ópera y ensayista traducido a cincuenta idiomas, premio Goncourt y Príncipe de Asturias, Maalouf suena apocalíptico, pero cada una de las páginas de su última obra, continuación de sus dos ensayos anteriores -Identidades asesinas y El desajuste del mundo-, incluye datos, testimonios y hechos históricos del último siglo que avalan sus temores.
En su primer ensayo, hace 20 años, aguijonado por la barbarie de los Balcanes  en el 90, denunciaba con pasión la locura que incita a los seres humanos a matarse en nombre de etnias, lenguas y religiones. En El desajuste del mundo, en 2011 -el año que ocupó el sillón 29 de Claude Levvi-Strauss en la Academia francesa-, se sumergía en las distorsiones de los primeros años del siglo XXI. Influido, sin duda, por la gran crisis de 2008-2010, atribuía la malaise global que se está apoderando  del planeta al choque social y no al de las civilizaciones que había popularizado Samuel Huntington a finales del siglo XX.
En El naufragio de las civilizaciones vuelve a sus raíces -el Líbano de su padre, el Egipto de su madre, el Levante cosmopolita de El Cairo y Beirut donde nació y se formó con jesuitas- para desbrozar las derivas identitarias  y sectarias que han destruido Oriente Medio y están destruyendo hoy muchas otras regiones del planeta.
Para Maalouf siempre hay "encrucijadas históricas que cambian el rumbo de los acontecimientos" y su última obra no puede entenderse sin 1967 y 1979. "Medio siglo después del 67 (la guerra relámpago en la que Israel se apodera  en pocas horas  de Gaza, Cisjordania, el Golán, el Sinaí y Jerusalén Oriental), los pueblos árabes siguen asonados, incapaces de superar el trauma de la derrota", escribe. "Han renunciado al panarabismo, pero siguen despreciando las fronteras y aborrecen a sus dirigentes" (p.107). Algo quizá más grave: se convencieron de que el mundo se ha coaligado contra ellos y se alegra de verlos humillados. En esos sentimientos anidan desde el 11-S al Estado Islámico y muchas de las revueltas, protestas y guerras de hoy en la región...
Felipe Sahagún. El Cutural, 31-1-2020

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