Montmartre |
Leandro Salatino se levantó un día no muy lejano, aunque ahora se lo parezca, abrió las ventanas de su bajo en la calle Berthe y creyó que seguía soñando. "Fue una sensación...Ver autos y motos de los años cuarenta, la gente vestida de época, los carteles.. Parecía un viaje en el tiempo". Mientras este chef argentino que llegó hace dos años a Francia dormía, el equipo de Adieu Monsieur Haffman, un filme sobre un joyero judío que se ve obligado a huir de los nazis, había transformado esta esquina del pintoresco Montmartre en una postal sacada de la ocupación. Tres días después de que comenzase el rodaje, Macron decretó el confinamiento. El director Ferd Cavayé no tuvo tiempo de recoger todo el decorado. La calle Berthe y la aledaña Androuet quedaron congeladas en 1942, año en que transcurre la trama de la película, protagonizada por Daniel Auteuil, Gilles Lelloche y Sara Giraudeau.
Aunque desaparecieron escenarios como la magnífica corsetería de la esquina ahí sigue la bodega que ofrece cerveza francesa cuyo cartel a la entrada recuerda que el comunismo es "un agente de la decadencia francesa". Unos metros más allá, pasado un mensaje del mariscal Pétain y otro que recalca que "hablar sin discernimiento es repetir las mentiras de los judíos, los comunistas, los masones y los gaullistas", un cartel de la organización colaboracionista Front Social du Travail celebra a las familias obreras. Otro afiche insiste en llamar a una Europa unida contra el bolchevismo" y otro más recuerda que el 25 de marzo (de 1942) la lotería nacional se dedicará a "los ancianos".
Jean Claude Simon se acerca para leer mejor uno de los carteles de época que, en algunas partes, empiezan ya a despegarse. En los casi 40 años que lleva viviendo en este histórico barrio de artistas y pintores, ha asistido al rodaje de muchas películas, incluida la archifamosa Amélie. De hecho la tienda de comestibles sobre la que vivía el personaje que en ella encarna Audrey Tautou, lugar de peregrinación habitual de instragrammers, se halla justo en la esquina con la vía ahora congelada en 1942. "Aquí basta con retirar los coches aparcados y ya parece otra época", dice Simhon. Aún así el escenario abandonado le produce cierta inquietud. "Trae malos recuerdos de la guerra", comenta el presidente de la asociación París Greeters, que organiza paseos turísticos por los barrios de la ciudad con parisienses voluntarios. Eso, sí puntualiza; "Estamos confinados, pero al menos no estamos en guerra".
Cécile, una vecina que ha salido a hacer algo de ejercicio, escucha y asiente: "La gente que vivió en esa época logró superarla y espero que nosotros también lo hagamos. Al fin y al cabo, lo que se nos pide es solo que nos quedemos en casa. No nos están cayendo bombas en la cabeza".
Silvia Ayuso. París, 27 de marzo de 2020
Cécile, una vecina que ha salido a hacer algo de ejercicio, escucha y asiente: "La gente que vivió en esa época logró superarla y espero que nosotros también lo hagamos. Al fin y al cabo, lo que se nos pide es solo que nos quedemos en casa. No nos están cayendo bombas en la cabeza".
Silvia Ayuso. París, 27 de marzo de 2020
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