Hace 200 años Daniel Dafoe en Diario del año de la peste escribió escenas que ahora nos parecen actuales. La peste, Muerte en Venecia y El amor en los tiempos de cólera mantienen un vigor asombroso.
"La mañana del 16 de abril el doctor Bernard Rieux, al salir de su despacho, tropezó con una rata muerta en el rellano de la escalera". Es una de las primeras frases de La peste (1947), de Albert Camus, uno de los libros más logrados del premio Nobel francés, novela que tiene en su umbral esta frase de Daniel Defoe:"Tan razonable como representar una prisión de cierto género por otra diferente es representar algo que existe realmente por algo que no existe". Y reflexiona Camus (o su personaje):"Las pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas (...) La plaga no está hecha a la medida del hombre, por tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque no han tomado precauciones".
Camus tenía 32 o 33 años cuando escribió La Peste, muy poco después de que acabara la Segunda Guerra Mundial y mientras se celebraba el juicio de Nurembeg. "Describe la propagación terrorífica de la epidemia valiéndose de un realismo implacable, situando a los habitantes de Orán frente a la crueldad de un destino que afecta sin distinción a culpables e inocentes", dice José Manuel Caballero Bonald en el prólogo que escribió para este libro en la colección Las 100 joyas del Milenio que publicó El Mundo hacia 1999.
Albert Camus describe como el hombre actúa ante un caso extremo: muchos lo hacían "como si no tuvieran sentimientos individuales", cuando palabras como transigir, favor o excepción no tienen sentido, cuando maridos y amantes recelan de sus relaciones. La población enclaustrada en la ciudad está angustiada por el presente, carece de futuro y se desdibuja el recuerdo y los rasgos de los ya fallecidos. Muelles deshabitados, embarcaciones varadas cerca de la costa por la cuarentena, restricciones de electricidad, cines proyectando las mismas películas ante la imposibilidad de que llegaran bobinas con títulos nuevos, tiendas cerradas, estraperlo, acopio de alimentos que se escondían bajo las camas, el padre Paneloux desde el púlpito clamando :"Hermanos míos, lo habéis merecido" o citando textos del Éxodo sobre la peste de Egipto...
Manuel Llorente. Papel. El Mundo, jueves 5 de marzo de 2020.
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