jueves, 5 de marzo de 2020

La escritora de la Francia vacía

Marie-Hélène Lafon escribe frases breves y depuradas. Profesora de latín, griego y francés, sus
Marie-Hélène Lafon
textos tienen la cadencia y la simplicidad de los clásicos. Como hacía su maestro, Gustave Flaubert, los relee en voz alta y después recorta hasta reducirlos a o esencial.
Sus novelas no superan las 160 páginas. Podría decirse que todas tratan de lo mismo. Y que, sumadas, forman una gran novela: la de los hombres y mujeres que quedaron atrapados en el moribundo mundo rural al que ella pertenece, o la delos que, como ella, lo abandonaron sin llegar a aterrizar del todo en el nuevo mundo urbano. 
"Sí, desde que empecé a escribir tengo la impresión de que trabajo en un mismo texto y de vez en cuando extraigo de él un trozo que va por libre", decía hace unos días en un café en el centro más bullicioso de París, frente al teatro de la Comédie Française y el Palais Royal. "Hay un vínculo orgánico entre todos mis textos".
Lafon (Aurillac,1962) ha llegado por fin al lector en lengua castellana. La editorial Minúscula publicó en 2018 y 2019, respectivamente, dos de sus novelas más recientes: Los países y Nuestras vidas, ambas traducidas por Lluís María Todó. Los países narra la emigración de Claire, hija de campesinos, a París y su vida entre "dos países, dos tiempos". Nuestras vidas podría ser el siguiente capítulo: la narradora se llama Jeanne y, como Claire y Lafon, nació en el campo y llegó joven a la capital. Pero ya tiene 60 años. Y mira , observa e inventa las vidas de los demás. Undía se fija en la cajera del supermercado. Se llama Gordana. Como una novela dentro de otra novela, inventa su vida de inmigrante rumana en Francia. Y a partir de aquí imagina otras vidas, incluida la suya...
Marc Bassets. Babelia. El País, sábado 15 de febrero de 2020

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