domingo, 22 de marzo de 2020

Hablando de Madrid, 2

Una vez más mis planes para estos "escritos" que dejo en Leer y tejer, desde el primero de esta nueva temporada, han cambiado en el curso de estos tres días que pasaron. Hoy se suponía que hablaría sobre los libros del Club de lecture de la Alliance Française pero el clima anti Madrid que se respira, entre los que no viven en Madrid, me empuja a renovar los votos por esta ciudad. ¿Me gusta ir contra corriente?¿Llamar la atención?... J'aime Madrid, c'est tout.
Hace ya casi 5 años, el domingo 31 de mayo de 2015, escribí Hablando de Madrid, pueden encontrarlo archivado en  el blog en Lugares no comunes. Les contaba entonces mi itinerario vital en relación a Madrid que no voy a repetir ahora. Volviendo a mi biografía creo que  hay razones más profundas que las que di entonces para que aborrezca algunas de las imágenes que se le han dedicado estos días a Madrid: "De Madrid al cielo" "Madrid centrifugadora del coronavirus" "Un vichiño en Madrid"...
Celanova
Por una vez comparto una afirmación hecha por el presidente Sánchez:"No existen territorios, sólo existen ciudadanos". Nací en un pueblo perdido del Pirineo catalán.  Pasé mi infancia de los 4 a los 9 años entre una aldea remota sin luz eléctrica ni agua corriente y Celanova. Viví en Orense hasta los 18 años. Santiago y Salamanca durante mis estudios universitarios, a los que siguió otro curso escolar en Burdeos. Inicio mi carrera profesional en Orense. Vigo es mi primer destino tras haber superado la oposición. Padrón, otros tres años, hasta que desembarcó con 32 años en Santiago en un instituto en el que pasaré la friolera de 38 años jubilándome a los 70 .¿De dónde soy? De Orense contesto sin pensar, pero lo cierto es que me siento ciudadana del mundo y creo que soy el resultado de la suma de los lugares por donde he pasado más la impronta que dejaron en mí  las personas que he ido encontrando en mi camino.

Madrid Rio
En Madrid nunca he vivido de forma continuada más allá de dos meses. Mis hijos eligieron, libremente, finalizar allí sus estudios y  han asentado allí sus vidas. Voy a verles con frecuencia lo que me ha permitido ir conociendo esta ciudad con sus barrios tan variados, llena de sorpresas. Mi hijo sigue en Pacífico (¿recuerdan línea 1 de metro, mis paseos por el Retiro, jardín Botanico...? Mi hija se trasladó, pronto hará dos años, de Chamberí a Madrid Río. Ahora mi Línea es la 5, de Casa de Campo a Alameda de Osuna. Mi recorrido va de Marqués de Vadillo, frente al Puente de Toledo, a Callao o Alonso Martínez, cerca de su trabajo. La plaza de Santa Bárbara, con sus pequeñas calles comerciales que se mantienen intactas con su encanto vintage son ahora uno de mis lugares preferidos para mis paseos solitarios que suelen terminar en la librería Pasajes, ya en Génova, siempre tan bien nutrida de literatura francesa. Y precisamente ahí, en el barrio francés que así es como le he llamado en otro de mis artículos (Un fin de semana  muy francés, 1 de octubre de 2017), estuve en mi última visita, la semana anterior a la famosa manifestación del 8 de marzo. En el Museo del Romanticismo, una auténtica celebración del siglo XIX español cuya historia está tan ligada a la francesa. Digamos que este viaje surgió de la invitación de mi hija a un concierto de un cantante que a una edad muy avanzada, sigue emocionando a un público de "viejunos" como yo y aún más, con la excepción de mi hija que a medida que trancurría el concierto se fue sumando al entusiasmo general tarareando "Une mèche de cheveux", "Ton nom", "En Bandoulière" y otras por no decir todas, puesto que, nuestro cantante, Adamo, otro "viejuno", se sumó al fervor del publico e hizo durar el espectáculo dos horas y media... Espero que no haya infectados entre los asistentes tan conmovidos por las canciones que nos hicieron vibrar a los 15 años...
Estos días no se puede pasear por el parque  que sigue el cauce del Río y que es el corazón del barrio que lleva su nombre junto al de Madrid. Solo lo cruzan los guardias, a pie, a caballo, en bicicleta. Ese parque, tan hermoso, donde ha transcurrido el primer año de mi nieta  y que tantas veces hemos recorrido juntas...
Por encima de los lugares de Madrid a los que me ido vinculando, me gustan las personas que viven allí, su carácter tan acogedor, tan abierto, donde nunca me siento extranjera. Y por ellos , por su "gente"son estas notas.

Madrid, "rompeolas de todas las Españas" como la definió Machado, resiste, quiero volver ...
Carmen Glez Teixeira

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