El director de orquesta François-Xavier Roth en la Ópera Real de Versalles. |
Es, asimismo, lo que están haciendo numerosos teatros de ópera, que están poniendo su archivo histórico de representaciones a disposición de todo aquel que se conecta a sus página web, ya se trate de teatros de ópera (París, Viena, Munich, Estocolmo, Nueva York), plataformas, orquesta, salas de concierto...Todos ellos parecen guiados por el afán de hacernos el confinamiento más llevadero ...
Tres conciertos de esta pasada semana merecen, por motivos diferentes, un comentario aparte (... )
El último escenario es la Ópera Real de Versalles, nada menos. Allí tocó, de nuevo en un teatro desierto, y en medio de un inquebrantable silencio, la orquesta de instrumentos de época Les Siècles las Sinfonías núm. 5 y 7 de Beethoven, parte de la integral que tenían previsto ofrecer este año con motivo del 250º aniversario del nacimiento del compositor alemán. Como en Colonia, los músicos salieron a tocar con sus indumentarias de concierto y los saludos se ajustaron de nuevo al código habitual, aún sin aplausos y frente a las butacas vacías, en nuestras casas nos sentíamos interpelados. La fuerza de la costumbre llevó al director, François-Xavier Roth, a ofrecer la mano al concertino François-Marie Drieux, al acabar la interpretación de la Quinta Sinfonía, pero cuando éste se la alargó, en un gesto que arrancó sonrisas generalizadas entre sus músicos, Roth rectificó enseguida y le ofreció, en cambio, el codo (puede verse en el minuto 33'44'' de la grabación). Acabado el concierto, hablaron, cada uno en su propio idioma, varios músicos de la orquesta, procedentes de diversos países, encabezados por la flautista Giulia Barbini, que fue, como italiana, la primera en lanzar mensajes de ánimo a sus compatriotas. El penúltimo en hacerlo fue el contrabajista jienense Agustñin Orcha y la última frase de la emisión se reservó para el filósofo francés Gilles Deleuze: "Resistir es crear".
Pero lo más reseñable había llegado antes, en otra entrevista ofrecida durante el intermedio, en la que participaron el propio concertino, la solista del oboe, Hélène Mourot y el gerente de la orquesta, Enrique Thérain. En un momento dado, al referirse a la férrea solidaridad reinante entre los instrumentistas y pensar en las penalidades que les aguardan con la cancelación de todas sus actuaciones "por fuerza mayor", Thérain se emocionó y se echó a llorar (54'30''). La leyenda quiere que el comienzo de la Quinta Sinfonía de Beethoven simboliza al destino llamando a nuestra puerta. Y el destino, para muchísimos músicos sin nómina a fin de mes, se ha vuelto dolorosamente incierto...
Luis Gago. El País, 19 de marzo de 2020
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