Philippe Aghion contesta a El Mundo por teléfono y se ha acostumbrado durante el confinamiento parisino a herramientas como Zoom, pero prefiere el correo electrónico, el texto. Así mantiene correspondencia este economista francés con el presidente Emmanuel Macron, con el que ha llegado a trabajar codo con codo para la elaboración de programas electorales. Este catedrático del Collège de France, profesor de la London School of Economics y catedrático visitante en Havard no maneja certezas sobre la esperada recuperación ("oh, Dios Mío, no sé"), aunque sí aporta luz sobre esta crisis y los modelos de crecimiento vinculados a la tecnología, una línea de estudio a partir del trabajo de Joseph Schumpeter que le ha valido, junto a Peter Howitt, el último premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas.
P.- ¿Por qué hacía falta un nuevo modelo de análisis del crecimiento?
R,- La teoría dominante era el modelo neoclásico, pero no explicaba todo lo que era necesario saber sobre el crecimiento. Hemos creado un modelo nuevo, schumpeteriano, que introduce la innovación para abordar ese tema. Hay tres ideas principales: la innovación que consigas depende de la que haya previamente; la innovación nunca viene del cielo, sino del carácter emprendedor de empresas que tiene la perspectiva de conseguir dividendos propios de un monopolio, un retorno condicionado a aspectos como la fiscalidad o la competencia; y, como tercer factor, el hecho de que la innovación sea un proceso constructivo y destructivo, un conflicto entre lo nuevo y lo antiguo, y lo antiguo quiere prevalecer y no ser reemplazado.
P.- ¿Qué visos de innovación deja una economía tan castigada como la actual?
R.- El Gobierno tiene un papel como inversor muy importante. La Guerra fría, por ejemplo, fue un catalizador fantástico para la innovación en EEUU. El Gobierno debe actuar como inversor, pero también como asegurador, por ejemplo mediante sistemas de subsidios, y también de bancarrotas, por lo que hacen falta políticas fiscales y monetarias. Son necesarios los dos papeles y el Covid-19 lo ha puesto sobre la mesa. Por ejemplo, en Francia, no hemos sido tan buenos como los alemanes a la hora de invertir en material sanitario. Por otra parte, Alemania da una cobertura social que la aleja del drama de EEUU, donde si pierdes el empleo acabas en la calle, muerto. Igualmente si quieres que se recupere la actividad económica, necesitas dar garantías a las empresas. El coronavirus ha reafirmado todo esto.
P.- ¿Hay dinero suficiente como para abandonar sectores importantes tradicionalmente como el turismo en España, y al mismo tiempo ahondar en la tecnología?
R.- Lo que parece claro es que hay que actuar en los dos lados, en el de la demanda y en el de la oferta. Si no innovas, te quedas sin demanda, y sin demanda nunca podrás innovar .
P.- ¿Hay riesgo de que la inteligencia artificial y la automatización cobren mala prensa ahora que sube el paro?
R.- En la revolución industrial ya se anticipó un crecimiento del paro que luego no tuvo lugar. La automatización, tal y como he estudiado en Francia, no quita empleo, sino que lo crea. Se generan nuevos productos y por tanto nueva demanda.
P.- ¿En el nuevo mundo van a aumentar las barreras y se va a imponer el modelo de Donald Trump en EEUU frente a otros países, muy especialmente China?
R.- No animo a imitar a Trump, pero sí a crear un proyecto europeo. En sectores como energía o salud, Europa debe ser innovadora y muy proactiva en inversiones. Europa es una torre de Babel y resulta muy complicado llegar a cualquier tipo de acuerdo. Tenemos un Banco Central y eso está muy bien, pero es muy difícil tomar decisiones conjuntas. Si no trabajamos juntos, EEUU y China nos van a borrar del mapa...
P.- ¿Hay riesgo de que la inteligencia artificial y la automatización cobren mala prensa ahora que sube el paro?
R.- En la revolución industrial ya se anticipó un crecimiento del paro que luego no tuvo lugar. La automatización, tal y como he estudiado en Francia, no quita empleo, sino que lo crea. Se generan nuevos productos y por tanto nueva demanda.
P.- ¿En el nuevo mundo van a aumentar las barreras y se va a imponer el modelo de Donald Trump en EEUU frente a otros países, muy especialmente China?
R.- No animo a imitar a Trump, pero sí a crear un proyecto europeo. En sectores como energía o salud, Europa debe ser innovadora y muy proactiva en inversiones. Europa es una torre de Babel y resulta muy complicado llegar a cualquier tipo de acuerdo. Tenemos un Banco Central y eso está muy bien, pero es muy difícil tomar decisiones conjuntas. Si no trabajamos juntos, EEUU y China nos van a borrar del mapa...
Eduardo Fernández. Madrid. El Mundo, lunes 18 de mayo de 2020
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