Estamos en el año de la rata. Primer signo del horóscopo chino, la rata es el animal más astuto intuitivo y audaz. Para los occidentales es un bicho repugnante a cuyo lomo cabalgó la peste. En China, sin embargo es portadora de abundancia. En la cuadrilla no creemos en los horóscopos pero hablamos bastante de China. Tomo el título prestado del análisis sobre las consecuencias estratégicas de la pandemia de Bruno Tertrais, director adjunto de un think tank especializado en seguridad y defensa. Francés ergo pesimista. "Como la peste, la epidemia ha circulado a lo largo de la Ruta de la Seda pero más rápido y por vía aérea..." El año de la rata, que hallazgo.
Resumo en tres citas: "El declive del populismo". Patente. Boris Johnson, Donald Trump y Jair Bolsonaro, vaya trío calavera. "El soberanismo debería ser uno de los grandes ganadores de la crisis". Tiene razón, han vuelto las fronteras. Y me causa gran desazón. Coincido también con "la revancha de los Estados" revalorizados por el control de la población y la intervención económica".
Fronteras, Estado, soberanismo. He visto el fenómeno en directo, en el discurso de Emmanuel Macron. El presidente francés, paladín liberal y europeísta ayer, ha sacado del armario a Colbert y se ha transformado en abanderado de Papá Estado. Con igual entusiasmo. Y esto nos lleva a la pregunta del millón que con acierto plantea Tertrais. ¿El declive de la globalización será resuelto nacionalmente o en cooperación con otros Estados? Entre el abandonismo de la América de Trump y la emergencia de China, soy de los que ven más necesaria que nunca una Europa más unida, con una política fiscal común, sí como reclama Pedro Sánchez. Pero también fin del déficit elástico como nos reprochan desde La Haya o Berlín con razón. No parece que esta vaya a ser la hoja de ruta. ¿Saben cuantas veces mencionó Ángela Merkel a la Unión Europea en su histórica alocución? Ninguna. ¿Y Macron? Una. Ésta: "Tendremos que reconstruir una independencia agrícola, sanitaria, industrial y tecnológica francesa y más autonomía estratégica para nuestra Europa". El año de la rata pinta mal para España. El viejo Estado ha demostrado estar vivo. Pero renqueante. Cansado del reto indepe. Gobernado con improvisación por un dúo que no toca la misma partitura. Esperemos que Europa, ausente, resurja. Como dijo Jean Monnet, uno de los padres fundadores: "Europa se hará en las crisis y será la suma de las soluciones aportadas a esa crisis". Así sea.
Iñaki Gil. París. El Mundo, miércoles 29 de abril de 2020
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