domingo, 31 de mayo de 2020

El regreso a las aulas en Francia

A las clases de la escuela infantil Chanteloip, al sur de París, han vuelto seis de sus 101 alumnos. Son los pioneros de la lenta y minoritaria reapertura escolar en Francia.
 Al principio los niños se sentían raros. El aula había cambiado: ahora había cinta adhesiva en el suelo que separaba el territorio de un niño y de otro. Cada uno debía quedarse en su rincón. Los compañeros de siempre no estaban, eran tres en clase. La maestra iba enmascarada. "Las mascarillas son impresionantes para un niño. Significan que hay un peligro. Todo esto da miedo", dice Fanny Maillard, una de las maestras de la escuela infantil Chanteloup de Moissy-Cramayel, un municipio de 17.000 habitantes al sur de París.
Las escuelas se han convertido en el campo de pruebas de la desescalada en Francia, después de dos meses de confinamiento. No se trata de retomar los programas escolares, ni de recuperar el tiempo perdido, sino de retomar el contacto y dar los primeros pasos en el aprendizaje del nuevo mundo. Los pequeños son la vanguardia: los pioneros. El Gobierno francés considera que la educación es la clave de bóveda de la primera fase de la desescalada que empezó el 11 de mayo. El argumento es social: el riesgo de que dos meses sin salir agravasen, para los más desfavorecidos, la exclusión y las desigualdades. Hay otro motivo: sin escuela los padres no pueden trabajar y la economía difícilmente se pondría en marcha. De ahí que el presidente Emmanuel Macron  desoyese en abril la recomendación  del Consejo científico, favorable a mantener las escuelas cerradas hasta septiembre. Y que decretase la apertura de los centros de manera voluntaria y progresiva.
"Cuando los padres me preguntan qué hacer, yo les explico cómo nos organizamos para que tengan toda la información puedan decidir", dice Caroline Chatelot la directora de la escuela infantil Chanteloup.  De los 101 alumnos han vuelto 6. La escuela - un edificio nuevo y luminoso en un apacible pueblo de clase media en los confines del Gran París- tiene estos días un aire fantasmal. Los toboganes y otros juegos están sellados. Las aulas, vacías. En los pasillos reina el silencio.
"Cada niño tiene su casita", explica mientras eneseña una de las aulas. "La casita es un espacio delimitado por un banco, un armario y una mesa en el que el alumno -en Chanteloup entre 3 y 6 años- trabaja y juega durante el horario lectivo de 6 horas.

"Habrá que hacer rotaciones, no hay otra opción"


Cuando el Gobierno decidió reabrir las escuelas, dio prioridad  a la infantil y la primaria, los primeros en retomar las clases.  En la semana del 18, llegó el turno en buena parte del país  de las escuelas intermedias o collèges, donde los alumnos tiene entre 11 y 14 años. A partir del 2 de junio, cuando arranca la segunda fase de la desescalada, abrirán los institutos. 

El balance oficial señala que se han reabierto 40.000 escuelas infantiles y primarias, un 80/% del total. Han ido a clase 1,3 millones de alumnos, un 20%, además de 200.000 profesores, un 55%. Cien escuelas han cerrado al detectarse un caso entre el personal o los alumnos, o en el municipio. El pretendido regreso de los alumnos más desfavorecidos -los que durante la clausura desconectaron del sistema escolar- no es fácil. "Querriamos que ciertos niños fuesen a la escuela y no lo logramos" ha admitido el ministro de Educacion, Jean Muchel Blanquer. 
En Chanteloup ningún alumno ha desconectado durante el confinamiento. Todo está milimetrado aquí. Cada alumno tiene un lavabo propio y un triciclo, lo que permite evitar una proximidad excesiva en el patio. El aula vieja -la que abandonaron en marzo, con sus mesas, sus dibujos en la pared, sus juguetes- parece congelada. "Si quieren un juguete se lo traemos y después lo lavamos", dice la directora. El día que el ritmo habitual regrese queda lejos .


¿Y qué ocurrirá en septiembre? ¿Cómo se organizara las aulas para guardar las distancias seguras? "Es el gran interrogante", responde la maestra Magali Levoir"Habrá que hacer rotaciones no habrá otra opción", apunta en la biblioteca de la escuela Hanane Moughamir inspectora del Ministerio de Educación responsable de Moissy-Cramayel. "Quizá acogiendo medias clases uno de cada dos días. O quizá los niños vendrán dos días por semana y otros dos días harán clases a distancia" Como después de los atentados la escuela educa para la seguridad cuanto antes de aprendan a protegerse  ante cualquier situación, mejor se construirá el ciudadano ilustrado del mañana"... "Todo está individualizado", dice la maestra. Cada uno en su casita a lo suyo".


Marc  Bassets. Moissy-Cramayel. El País 31-5-2020

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