Boris Vian, trompetista consumado, creador y lider de grupos de jazz... |
La espuma de los días, amarga y trágica historia sobre la imposibilidad de vivir un amor feliz , publicada por Gallimard con su nombre, en 1947, y llevada al cine en dos ocasiones, ha quedado como la gran novela Boris Vian. Pero también fue un fracaso en su momento, pese al entusiasta apoyo recibido por personalidades como Raymond Queneau -su persistente gran valedor- y Jean Paul Sartre -buen amigo y futuro amante de su primera mujer-, que aparece como personaje de la novela con el "alias" de Jean Sol Partre. Estos dos nombres permiten apuntar dos características de la inabarcable y múltiple personalidad de Vian; de un lado, su inserción en las derivas del surrealismo - que le llevaría a ser miembro del Colegio de Patafísica - y de otro, su muy peculiar existencialismo, engarzado en el ambiente que frecuentó y protagonizó en las caves, garitos y cafés de Saint Germain -des-Près (1951). Perenne niño grande y juguetón, individualista y mujeriego, anarquista y anárquico, esnob y dandy, la personalidad y la creatividad de Boris Vian fueron tan caleidoscópicas como el conjunto de 27 pseudónimos censados que llegó a utilizar para sus escritos y trabajos...
Trompetista consumado, creador y líder de grupos de jazz con los que actuó, grabó discos y se ganó los garbanzos, Vian fue durante años cronista y crítico de jazz, publicando primero sus artículos en revistas especializadas y reuniéndolos luego en tres libros...Pero todavía hay más. Compositor de chansons -al estilo francés, pero con sus peculiares letras- y cantante él mismo en vivo y en directo- también grabó discos, un reciente recuento indica que compuso más de quinientas canciones y entre ellas, la más célebre quizás siga siendo El desertor (1954), convertida en himno pacifista y versionada por Peter, Paul and Mary y Joan Baez...
Manuel Hidalgo. El Mundo, lunes 27 de abril de 2020
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