lunes, 3 de mayo de 2021

La muerte tiene un precio

Fotograma de Yalda, la noche del perdón

Un buen guión servido con redondeo formal hace pleno. Yalda, la noche del perdón, segunda del también guionista iraní Massoud Bakhshi, se trajo un reconocido merecimiento de Sundance. En lo temático cuenta la anacrónica ley saharía islámica con una mirada descarnada sobre los aspectos concretos de los llamados "matrimonio temporal" y "dinero de sangre", mientras en lo narrativo se desarrolla en tiempo real, lo que dura un reality show televisivo al uso. Yalda es el solsticio de invierno, la noche más larga del año en Irán, y una cadena prepara una suculencia a su millonaria audiencia: lograr que Mona amnistíe a Maryam, la supuesta asesina de su padre, casado "temporal" con la joven, a la que triplicaba en edad. Los espectadores envían sus sms y así afrontarán el pago de la indemnización que corresponda a la huérfana... si finalmente concede el perdón. Leáse la muerte tiene precio, porque la candidata ya está con un pie en el patíbulo, al haber sido condenada por un tribunal islámico, aunque permita conmutar la pena a cambio de dinero.

La intención denunciadora es clara sobre un sistema que se pasa por el forro a los derechos humanos, pero al tiempo mantiene a una sociedad idiotizada por el monstruo televisivo y su pitanza sensacionalista, en esto homologable a cualquier otro país. Ofrecerla en tiempo real tiene sus riesgos y el autor, previamente formado en el documental, con predominio de planos secuencia, también cámara al hombro para transmitir sensación de movimiento, mientras luz, fotografía y unos actores en estado de gracia -en particular ambas protagonistas-, nos hacen sentirnos dentro de la acción ya desde las espectaculares panorámicas iniciales del tráfico nocturno en Teherán, con esa hipotética audiencia regresando a casa, a la cita que les permitirá participar del festín y erigirse en jueces de parte. No es distopía, es la realidad. El guión introduce drama, suspense, incluso comedia, sin renunciar a destapar mentiras y medias verdades. Te queda el sabor agridulce de que, con todo, la anacrónica sharía seguirá ahí.

Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, domingo 2 de mayo de 2021 

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