sábado, 1 de mayo de 2021

Los días porteños de Saint-Exupéry

Mirador de La Galería Güemes
En un famoso relato de Julio Cortázar titulado El otro cielo, el protagonista, un corredor de Bolsa, entra el Pasaje Güemes de Buenos Aires, se da una vuelta y sale por la Galerie Vivienne de París, como si fuera lo más normal del mundo. Ya el texto empezaba con una frase premonitoria:"Me ocurría a veces que todo se dejaba andar, se ablandaba y cedía terreno, aceptando sin resistencia que se pudiera ir así de una cosa a la otra". De una cosa a otra y deu na ciudad a otra, fue también la vida de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), que iba de la escritura a la aviación, y que tan pronto estaba en París como en Lyon, o en Friburgo, Madrid, Moscú, Berlín, Nueva York o Buenos Aires, ciudad que lo retuvo unos meses fundacionales en su vida, desde octubre de 1929 hasta marzo de 1931. En la capital argentina se enamoró
 aquí escribió una gran obra y aquí vivió, casualmente, en lo alto de una de las torres de la Galería Güemes, concretamente en el quinto piso, con buenas vistas de la ciudad y del cielo, ese lugar que a buen seguro se ablandaba y cedía terreno cuando lo sobrevolaba.

La Galería Güemes es de las más visitadas del llamado microcentro de Buenos Aires. Se puede entrar por la histórica y peatonal calle de la Florida y salir por San Martín. La torre alcanza los 87 metros de altura. Fue uno de los primeros rascacielos porteños y está considerada como una obra mayor del art nouveau, firmada por Francesco Gianotti. El mirador regala una estupenda panorámica. Vale la pena asomarse y prestar atención a perfiles de inmuebles como el Otto Wulff, en la intercesión entre Belgrano y la calle de Perú, también modernista y proyectado por el danés Morton F. Ronnow, o el aún más perfecto edificio de La Equitativa del Plata, de un estilo décode manual, obra de Alejandro Virasoro, y que en aquel tiempo ocupaba la Compañía Aeropostal para la que trabajaba Antoine. Además, casi a la vuelta de la esquina queda el London City, el café preferido de Julio Cortázar -hoy también restaurante y declarado bar notable de la ciudad-, donde pasó tantas horas que se la ha inmortalizado sentado en una silla.

Apartamento de Saint-Exupery en el edificio de la
Galería Güemes. © Sputnik / Francisco Lucotti

Saint-Exupery apareció en Buenos Aires como jefe de operaciones de la Compañía General Aeropostal, con el fin de desarrollar las conexiones aéreas entre la capital y el resto del país, de ahí que se pasara el tiempo volando y llegase a conocer Argentina en profundidad. Lo primero que hizo al llegar fue escribir a su madre, con quien mantenía una relación muy estrecha."Alquilé un pequeño y encantador apartamento amueblado. Esta es la dirección. Escríbame siempre aquí: Galería Güemes, calle de la Florida, apartamento 605. Buenos Aires...". El piso se abrió al público en 2016, conservando algunos muebles de época. En las paredes cuelgan fotografías y documentos, y en las vitrinas, libros e incluso una réplica del avión que pilotaba: el Late 28. El único espacio que se mantiene tal cual lo dejó el intrépido Saintex (como lo llamaban sus amigos argentinos) es el baño, lugar fundamental, pues en esta bañera mantuvo durante casi un año una cría de lobo marino que se trajo de uno de sus viajes por la Patagonia...

Use Lahoz. El viajero. El País, sábado 6 de de marzo de 2021.

No hay comentarios:

Publicar un comentario