jueves, 3 de febrero de 2022

El hombre de la bata roja

El problema de Picasso, escribía Julian Barnes (Leicester, 1946) con tono reprobador en su colección de ensayos Con los ojos bien abiertos, era que no pintaba cuadros ; pintaba picassos. Tal vez haya sido la aversión a la autoparodia -a producir un barnes-lo que le haya impulsado su frenéticamente variada trayectoria. Ha escrito un biografía cubista de Flaubert; una historia del mundo "en 10 capítulos y medio" (narrada en parte por una termita); historias de amor y de ficción policíaca (publicadas con seudónimo); colecciones de ensayos sobre cocina; un ajuste de cuentas con su propia mortalidad; novelas en lazadas narradas desde puntos de vista rotatorios, y una memoria de la muerte de su mujer a través de una historia de la fotografía aérea. 

No obstante, en el centro de casi toda esta obra se sitúa, un poco tímidamente, un personaje reconocible al instante. Recesivo, algo irónico y evasivo ("Creo que escribo sobre lo que significa ser inglés", dijo en una ocasión ), que da vueltas sin parar a su vida y, con mucha frecuencia a su apego a una mujer carismática e infiel por naturaleza. Ahora se une al reparto el exuberante Samuel Jean Pozzi, protagonista de El hombre de la bata roja, el nuevo libro de no ficción de Barnes y el tema de uno de los retratos más famosos de John Singer Sargent.

En el cuadro de Sargent, pintado en 1881, Pozzi posa vestido con una bata de color rojo sangre; lleva barba pero es sutil y sugestivamente andrógino. Tiene una mano apoyada en la cadera, mientras que  la otra cierra apenas el cuello de la prenda ... "Podíamos pensar que lo importante es la bata, no es así. Más bien son las manos", escribe el autor.

Pozzi era un cirujano, además de un ginecólogo bastante célebre que transformó su especialidad, escribió un influyente tratado y diseñó un innovador hospital. "Repugnantemente guapo", en palabras de la princesa de Mónaco, fue un libertino de cierto renombre, amante de Sara Bernhardt. Esteta y cosmopolita, era "una especie de héroe", un hombre de acción y apetito, querido por su energía, su curiosidad y su radiante alegría...

En El loro de Flaubert , el narrador de Barnes establece dos clases de personas: "las que quieren saberlo todo y las que no. Esta búsqueda es señal de amor, sostengo". En El hombre de la bata roja, esta taxonomía se perfecciona y se introduce en ella una tercera clase: los que saben que no se puede saber todo, especialmente cuando se trata de personajes del pasado.

Cuando Barnes recibió el Premio Booker en 2011 por El sentido de un final, un miembro del jurado lo calificó  de "inigualable mago del corazón". El deseo, la obsesión destructiva, la terrible excitación de los celos sexuales- centra gran parte de su obra, no solo como motor dramático, sino también como acicate para la reflexión moral...

Parul Sehgal. El Cultural, 12-11-2021

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