Mary Cassat nació en Pittsburg (Pensilvania) de una familia de clase media alta. Después de estudiar arte en París y en Europa, se asentó en París en 1875. Adelantada a su tiempo en el uso del color en el grabado, en 1879 puso su empeño en una técnica difícil de dominar pero con la que logró unos efectos admirados por sus colegas Edgar Degas y Camille Pissarro.
Fechados entre 1890 y 1891, los tres grabados comprados por el Van Gogh retratan momentos íntimos: una joven lavándose frente al espejo, otra de pie mientras la modista le arregla el bajo de un vestido, y una más cerrando una carta. "Como varios de sus contemporáneos, Cassat se inspiró en las series de estampas japonesas exhibidas en París en 1890. Aplica los colores con tal maestría que semeja una pintura", dice, en conversación telefónica, Fleur Roos Rosa de Carvalho, conservadora senior del museo. En su opinión, la calidad de la compleja técnica de planchas metálicas utilizadas y la sutileza con que trata sus motivos "añaden valor a unas obras de gran calidad y muy difíciles de encontrar"...
Isabel Ferrer. La Haya. El País, sábado 15 de enero de 2022.
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