Pascal Bruckner |
-¿Cómo resumir el tema de este libro? Algo así como "renunciar a la renuncia", quizá?
-Exactamente. No resignarse a dejar atrás todo aquello que es la sal de la vida: el deseo, los viajes, el trabajo..., y es así como yo vivo, así que en el fondo el libro es una especie de manifiesto que me dirigido a mí mismo, una autobiografía programática, como una autoexhortación. Me he dicho: tengo 70 años, ¿ que hago ahora?. ¿me meto en la piel de un viejecito en pantuflas que toma sopa en su casa por la noche delante de la tele... o sigo viviendo como antes, cuidándome, eso sí?
-¿Cómo se lucha contra las arrugas del alma?
- Las del cuerpo, uno las conserva tal cual, intentar otra cosa es absurdo. Pero las arrugas del alma son probablemente la enfermedad más grave que hay: el lamento, la amargura, la tentación constante de sostener que antes todo era mejor y que los jóvenes son unos cretinos incultos - cosa que no siempre es falsa, por cierto, aunque también nosotros lo éramos- y que el mundo corre a la catástrofe- y todo eso. Todo ese espíritu es contra lo que lucho desde hace tiempo, y también en este libro. Pero es una cuestión puramente personal, individual...
-Pero el ser humano, se resigne o no, afrontará una derrota segura, que llegará de todos modos. La muerte. La vida como crónica de una muerte anunciada.
-Pero yo sostengo que la derrota no es la muerte, sino la enfermedad. Vivir en una cama, en una silla de ruedas, la vida disminuida, vivir con alzhéimer o con demencia senil, esas son verdaderas derrotas, no la muerte, que de todas formas nos afecta a todos por igual...
Borja Hermoso. E País Semanal, 8 de enero de 2022
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