No es la primera vez que el obelisco es renovado. En 1962, André Malraux impulsó una ley sobre la conservación del patrimonio que cambió el rostro de muchas ciudades de Francia y sobre todo de París. Museos, palacetes y monumentos que parecían trozos de carbón, por los efectos de la polución, pudieron recuperar así su aspecto original. El obelisco de Luxor, a exhibir su color gris rosáceo, pero los efectos no son duraderos y, aunque se conserva bastante bien, el ministerio de Cultura ha lanzado una operación de restauración.
Además, había una buena excusa porque este año Francia celebra el bicentenario del descubrimiento del significado de los jeroglíficos gracias a Jean-François Champollion. Sus vastos conocimientos lingüísticos le permitieron descifrar en 1922 el texto inscrito en la llamada piedra de Rosetta, la tabla de basalto negro de la época de los ptolomeos, que había sido descubierta en Egipto durante una de las expediciones napoleónicas, y de la que tenía unas litografías.
Como muestra de reconocimiento por los trabajos de Champollion, el vice-rey de Egipto Mehmet Alí ofreció al rey Carlos X los dos obeliscos que se levantaban a la puerta de Luxor. Pero el traslado fue tan difícil que renunciaron a traer el segundo.
La travesía duró más de dos años. Para transportar las 220 toneladas del monolito, con sus 26 metros de altura, fue necesario construir un barco especial, capaz de acogerlo, y lo suficientemente bajo como para poder pasar bajo los puentes de París.
El rey Luis Felipe decidió erigirlo en el centro de la plaza de la Concordia, que antes se llamaba plaza de Luis XV y más tarde plaza de la Libertad, tras ser escenario de la decapitación de Luis XVI y María Antonieta.
Cuando François Mitterrand fue elegido presidente de la República dijo que Francia renunciaba a la segunda parte del regalo, el obelisco gemelo que permanece en su lugar de origen, a la puerta del palacio de Luxor.
Han pasado 60 años desde que el obelisco de la plaza de la Concordia fue restaurado y desde entonces ha perdido lustre, "no ha sufrido una degradación importante", según la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, "pero vamos a poder recuperar un color más rosa y restaurar el pyramidon (el vértice superior) y la base".
Para cubrir los andamios que se levantan en torno al obelisco de Luxor han elegido el proyecto de Jonathan Sobel, recién diplomado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, que ha diseñado un monolito amarillo, por el sol de Egipto, y gris, por el cielo de París, en el que aparecen los rostros de los grandes protagonistas de esta historia: Ramsés II, Mehmet Alí, Carlos X y Jean-François Chapollion.
Los trabajos de restauración cuestan 800.000 euros y son prácticamente financiados por la empresa de limpieza Kärcher, 700.000 euros, y el resto por el Estado. Roselyne Bachelot precisa que "no vamos a restaurar con agua a presión nuestro obelisco", sino que van a utilizar técnicas mucho más finas que las utilizadas en 1962"...
El obelisco estará listo en junio, y podrá verse de nuevo el texto jeroglífico grabado sobre sus cuatro caras, que culmina con una ofrenda del faraón Ramsés II a Amón, el dios de Tebas.
Asunción Serna. París. La Voz de Galicia, lunes 31 de enero de 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario