martes, 22 de febrero de 2022

Los diplomáticos frente al Holocausto

Memorial de la Shoah. Paris

Enero de 1934, Hitler reúne a todo el cuerpo diplomático acreditado en Berlín para felicitarles el año. Todos están engalanados, visten frac o uniforme y lucen sus galones, medallas y condecoraciones. Pertenecen a una aristocracia social que todavía guarda el estilo de vida del siglo XIX. El Führer, que siente horror por este tipo de ceremonias, sabe cómo adular a cada uno de ellos gracias a las notas que le preparan sus servicios para preguntar a uno por su mujer enferma, al otro por el colegio de su hijo. 

Los diplomáticos, por su parte, han comenzado a enviar a sus capitales informes bastante lúcidos sobre un régimen potencialmente mortífero. El museo Memorial de la Shoah de París les dedica una exposición, Los diplomáticos frente a la Shoah. Cuánto sabían, cuáles eran sus fuentes, quienes ayudaron a los judíos, quiénes lo hicieron por incapacidad  para percibir la magnitud de la tragedia, por indiferencia, o por colaborar con el Reich...son algunas de las preguntas a las que intentan dar respuesta cuatro historiadores -Jean-Marc Dreyfus, André Kaspi, Claire Mouradian y Catherine Nicault- a través de documentos diplomáticos, fotos , y testimonios escritos y orales.

La labor de los embajadores es generalmente vista a través de la acción de un puñado de ellos que salvaron a judíos, "pero la realidad es mucho más compleja", señala Dreyfus. Desde el nombramiento de Hitler como canciller, en enero de 1993 la correspondencia diplomática  pone en evidencia que la lucha contra los judíos "continua con un método implacable y un odio intenso", como escribía el 5 de abril de 1933 Pierre Arnal, consejero de la embajada de Francia en Berlín .

Los diplomáticos detallan en sus informes las leyes antisemitas, internamientos arbitrarios, humillaciones y violencias, mientras ellos seguían con su vida mundana. "Era una vida brillante: tés, cenas, grandes fiestas, exposiciones... Disfrutaban de una inmunidad diplomática y eran adulados, pero pronto también comenzaron a sentirse controlados y amenazados" comenta Jean-Marc Dreyfus.

Tras el fiasco de la conferencia de Evian, en 1938, para estudiar una solución internacional a la cuestión de los refugiados judíos expulsados por los nuevos amos de Austria, algunos diplomáticos, a veces en contra de las instrucciones recibidas, proporcionaron miles de visados que les permitieron viajar a condición de tener un país que los acogiera.

Con la declaración de guerra en septiembre de 1929, solo se quedaron en Alemania los diplomáticos de países neutrales (Suiza, el Vaticano, Suecia, España, Portugal, Estados Unidos hasta diciembre de 1941), los aliados (Italia, Rumanía, Bulgaria y Hungría) y la Francia de Vichy... 

Asunción Serena. Voz de Galicia, lunes 21 de febrero de 2022.

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