Laurence Debray |
-Cuando en otoño Mi rey caído se publicó en Francia creó un gran revuelo... en España. ¿Cómo lo explica?
- Paradójicamente, en España el rey está ausente, pero, de hecho, es omnipresente. Se marchó para que se le olvidase, pero suscitó lo contrario.
¿ Cómo explica la paradoja?
- Es como cuando De Gaulle partió en mayo de 1968. Se marchó un día y el efecto fue de un seísmo. En su subconsciente, los jóvenes se manifestaban en las calles contra el padre de una nación indestronable. No se sabía dónde estaba y, de repente, todo se inmovilizó y la atención se fijó en la silla vacía. Simbólicamente, era la ausencia del padre. Hay algo similar con Juan Carlos. Dejó una silla vacía que desorienta. A fin de cuentas es un chivo expiatorio, pero necesitamos que el chivo expiatorio esté presente para poder golpearle. Ahora hay un vacío que hay que llenar, puesto que es una figura casi paterna . Es el padre de la nación moderna española, aunque los españoles no lo quieran reconocer.
- Entre las reacciones en España a la publicación del libro, hubo una falsedad. Un periodista dijo en televisión que usted era la amante del rey. ¿Se esperaba que se llegase a ese nivel?
- Es degradante para una mujer. Es sorprendente ser tratada así en pleno siglo XXI tras la ola del MeToo. No pensaba que todavía fuera posible. Significa que el combate feminista aún tiene muchas luchas que librar ante el estereotipo según el cual "evidentemente si una mujer tiene éxito es porque se ha acostado con un hombre". Mi abuela era feminista e hizo política después de la II Guerra Mundial. Mi madre también. Llevo el feminismo en la sangre. Así que estas observaciones me chocan.
- ¿Cómo describiría su relación con Juan Carlos I ?
En mi ambiente familiar estaba acostumbrada a que la política fuese trágica: los golpes de Estado en América, el encarcelamiento de mi padre, las desilusiones con Mitterrand. Relacionaba la política con lo trágico y con las decepciones. En cambio, Juan Carlos era alguien que había logrado librar su combate político por la democracia, rápida y pacíficamente, de una manera casi milagrosa. En el siglo XX es único encontrar un jefe de Estado que renuncia a sus plenos poderes. ¡ Y además es un rey! En general es lo contrario: Chávez elegido presidente se vuelve autócrata. O Hitler o Putin. Lo interesante es que quienes pierden el poder lo ven como un fracaso. Juan Carlos lo convierte en éxito.
- Usted era muy joven cuando comenzó a interesarse por don Juan Carlos. Imagino que entonces no lo racionalizaba así. A los 10 años puso un póster de don Juan Carlos en su habitación.
- En mi casa todo era político. No me permitían beber coca-cola o comer corn flakes porque era estadounidense, ni ver películas de Walt Disney. Asumí esta causa para distinguirme de mis padres y afirmarme. En ese momento Juan Carlos era un héroe para mí y para España. Yo me decía: "Entre el Che, Fidel Castro y Mitterrand, el mío es mejor".
-Su padre no reaccionó bien cuando puso el poster de Juan Carlos I.
- Retiró el póster para poner uno de Mitterrand, que estaba en campaña electoral. Y me marché de casa. Fue mi primera fuga.
-Escribe en el libro que Juan Carlos era un rey republicano, mientras que Mitterrand era un presidente monárquico.
-Francia era en aquella época muy monárquica y pienso que todavía lo es. Había más protocolo y más pompa alrededor de Mitterrand que del rey. Mitterrand tenía una corte, aunque no era oficial. Había una diferencia increíble.
-Usted se rebeló contra sus padres al hacerse juancarlista, pero en su entorno muchas personas de izquierdas compartían su punto de vista.
-Hay una izquierda española que entendió a Juan Carlos cuando a priori no tenían nada en común. Cuando Franco murió, los tenía a todos contra él: decían que era tonto, que duraría cuatro días. Lo despreciaban. Luego entendieron que sería el hombre clave y que acabaría siendo tan republicano como ellos, y asegurando la democracia. Había una complicidad política, una visión de la España que querían construir juntos.
-Usted conoció mucho a Jorge Semprún.
-Simone Signoret fue mi madrina. En torno a ella y a Yves Montand había un grupo de gente de izquierdas, comprometida. Estaba el cineasta Costa Gravas, que hacía películas con Semprún... Había un ambiente de banda muy fraternal, afectuoso. Cuando nos fuimos a vivir a España, Semprún era ministro de Cultura. Alfonso Guerra era vicepresidente. Eran positivos enérgicos. Le enseñaré una foto. (Muestra una imagen de Juan Carlos I hablando con Semprún y en un segundo plano se puede ver a Régis Debray). Semprún esta jovial, como si se encontrase con un amigo, y mi padre en medio mirando el espectáculo con aire de niño bueno. Se puso corbata para el rey, nunca lleva. El exrevolucionario compañero del Che Guevara y el excomunista antifranquista, reunidos en París para recibir al rey después de su discurso en un francés perfecto en la Asamblea Nacional, que por primera vez desde la muerte de Luis XVI escuchaba a un rey en su hemiciclo.
-¿Qué le inspira la foto?
-Es una reconciliación. Humana y políticamente, logró reunir a los españoles alrededor de él. Hablo de aquella época, claro.
-Ya no es así. ¿Qué se ha estropeado?
-Los tiempos y los valores han cambiado. Él no. Él nunca nos mintió respecto a su personalidad. No era muy rey, de hecho, del modo en que Mitterrand lo era. Era más bien un rey-camarada, un rey -simpático, salía en moto de noche, era próximo a la gente. Había rumores sobre su cercanía con hombres de negocios y algunas mujeres, pero se toleraba.
-Un chivo expiatorio, decía antes. ¿En qué sentido?
-Los escándalos emergieron en el momento en que España entraba en crisis económica. Hay un engranaje entre los destinos de él y de España, una caída simbólica del país y de su héroe. Caen al mismo tiempo.
-Al decir que es chivo expiatorio, ¿no se puede entender que él no es responsable?
-Cometió errores, pero creo que fue un pretexto para alimentar un discurso republicano o populista, para debilitar la Corona, para focalizar un descontento y la atención de los españoles en algo que, a fin de cuentas, ¿qué se le reprocha? ¿Tener una amante?...
-Creo que no se le reprocha tener una amante. Es el dinero, la evasión fiscal.
-Es haber recibido un regalo del rey de Arabia Saudí y no haberlo declarado en España. Entre reyes, desde que las monarquías existen, se hacen regalos. Es una red internacional de primos y amigos muy potente.
- Un regalo considerable (de 100 millones de dólares ). No era un caballo.
-Un verdadero regalo. Para la familia saudí no es nada, pero para nuestro criterio europeo es mucho.
- Quizá se le reprocha haber servido a sus intereses más que a los de España.
- Ha dedicado toda su vida a España y ha defendido muy bien los intereses del país en el extranjero. ¿Y un regalo invalida 40 años de prosperidad, democracia, crecimiento, estabilidad? En todo caso, me pareció absurdo que se marchase. No estaba imputado. Y esto debilita la Corona: ceder a la presión del Gobierno prueba la fragilidad de Felipe VI. Y da una imagen negativa de los españoles en el extranjero, de quienes se dice: "Así tratan a los jefes de Estado jubilados". Aquí en Francia los honramos. ¿Sabe cuántos procesos ha tenido Sarkozy?
-Sarkozy ha sido condenado dos veces.
-¿Y hay algún francés que diga que debemos expulsar a Sarkozy de Francia? ¡De ninguna manera! ¡Está en su casa! Con todos sus privilegios intactos. ¡Ha servido a Francia!
-¿Quién echó de España a Juan Carlos I?
-No sé que ocurrió, pero si se marchó fue porque se le hizo entender que debía hacerlo. Mi teoría es que España es una mezcla de inquisición y telenovela. Y la marcha de Juan Carlos es esto, una mezcla de inquisición y telenovela.
-Habla de "parricidio" en el libro.
-Su hijo hizo aquella declaración cortando los vínculos financieros con su padre. Era como si lo matase simbólicamente, además de financieramente. En Egipto los faraones retiraban de los jeroglíficos los nombres de sus predecesores. Quizá Felipe necesita hacer lo mismo, una tabula rasa del pasado, y decir que empieza con él una nueva era y se olvida de todo lo que hubo antes. El problema es que es muy frágil, porque lo que hubo antes es la Constitución, que viene precisamente de su padre. No tiene milenios de monarquía detrás. No es Inglaterra...
Marc Bassets. El País Semanal, 26 de marzo de 2022.
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