Mohamed Mbougar Sarr |
Mbougar Sarr obtuvo en 2021 el Goncourt con 31 años. Fue el galardonado más joven desde 1975, y, además, Sarr es uno de los pocos escritores de origen africano con el Goncourt.
Según un personaje de la novela, imaginamos que Mbougar es un escéptico: "La Francia burguesa, para tener buena conciencia consagrará a uno de vosotros y veremos de vez en cuando a un africano que alcanza el éxito... Pero en el fondo, créeme, sois y seguiréis siendo extranjeros, independientemente del valor de vuestras obras". Este libro deslumbrante, henchido de vida y de fantasía al mismo tiempo, polifónico, plagado de seres impetuosos, contiene además, un gran personaje colectivo que es la Literatura. Una novela, pues, de letraheridos y de historias dentro de otras historias, novela-mundo laberíntica a varias voces. Hay cameos de escritores reales, saltos temporales y una abigarrada meditación sobre la vida y la creación literaria.
En la estela de Bolaño, de quien Mohamed Mbougar se confiesa admirador acérrimo, el argumento trata de la fascinación de un joven autor africano llamado Diègane Latyr Faye, instalado en París en 2018, por un enigmático escritor senegalés desaparecido en 1938. Ese autor del pasado, T.C. Elimane, tras publicar la novela El laberinto de lo inhumano, su único éxito y fracaso, cayó en desgracia, acusado de plagio. Su misteriosa desaparición empuja a Diégane Latyr Faye a buscar la novela incontrolable y a perseguir las huellas de su autor.
El viaje de la búsqueda no es tan delirante como el de la novela 2066 de Bolaño. Con un vértigo que atrapa, se va reconstruyendo la vida de Émilane, sombra, mito libertino o visionario brujo africano. Pero hay algo más ingenuo en la escritura de Mbougar, un modo de describir a los individuos incluso a los grandes escritores como Gombrowicz o Sabato, sustrayéndoles lo intelectual y convirtiéndolos en personajes apasionados, héroes de fábula.
El pintoresco T.C. Emilane de ficción está inspirado en un escritor real: Yambo Ouloguem (1940-2017), un autor de Mali, premiado con el Renaudot en 1968, y a quien llamaron el Rimbaud negro por su novela Deber de violencia. Acusado de plagio también se convirtió en un autor perdido en el tiempo.
Mbougar Sarr crea algunos personajes memorables, como la madre de Élimane, atacada por la locura al no tener noticias de su hijo, o la escritora senegalesa Siga D., coprotagonista de la novela. A través de esa sugerente mujer madura que ha recorrido muchos abismos, el protagonista accede a la novela de Élimane y a los túneles subterráneos de su vida oculta. Dakar, París, Ámsterdam o Buenos Aires le sirven al narrador para evocar someramente la Segunda Guerra Mundial, las revueltas contra las dictaduras y las manifestaciones democráticas en Dakar. El héroe, Latyr Faye reflexiona sobre la obsesión de la literatura como destino, y también como infierno.
La obscuridad y la abyección que poco a poco van intuyéndose en el huidizo T.C. Élimane, su posible relación con la muerte de algunos críticos literarios, son elementos simbólicos más emparentados con los sueños, los cuentos y las fábulas. Una admirable novela, con algunas costuras visibles, que se impone como un viaje literario en el que lo que importa es el arte de narrar y seducir.
Lourdes Ventura. El Cultural, 27 de septiembre de 2022.
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