martes, 20 de junio de 2023

Sade o las virtudes del libertino

En la exposición  del CCCB dedicada a Sade.

Hay que tener arrestos para montar una exposición sobre Sade, con la que está cayendo. Dedicar hoy en día una muestra en un centro público a la obra y el pensamiento del libertino Donatien Alphonse François, marqués de Sade (París, 1740-Charenton, 1814), popularizador de la fusta fuera de contexto, autor de novelas de tan escandalosa fama por sus escenas pornográficas y violentas como Justine o los infortunios de la virtud, Las 120 jornadas de Sodoma y Juliette o las prosperidades del vicio (que incluye todas las barbaridades imaginables y algunas más, incluso con niños), es, sin duda, meterse en un lío. Sobre todo si no se quiere ocultar ni rebajar la carga polémica del divino marqués, como lo denominaron los surrealistas (en referencia a otro divino, el renacentista Pietro Aretino, autor de escritos licenciosos).

Es lo que ha hecho, atreverse con Sade, con todas sus consecuencias, y hay, ya de entrada, que aplaudirles el valor, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que inauguró una gran exhibición (y valga a palabra) sobre el personaje, Sade, la libertad y el mal (hasta el 15 de octubre). Comisariada por Alyce Mahon, catedrática de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo en la Universidad de Cambridge, y Antonio Monegal, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura comparada, la exposición, ambiciosa, rigurosa, sugerente y reveladora, tiene como objetivo explorar el legado del marqués en la cultura contemporánea. Lo hace a través de un prólogo y cuatro secciones, bautizadas como Pasiones (Pasiones transgresoras, perversas, criminales y políticas), en las que mediante obras de arte, objetos, libros, instalaciones artísticas, películas, fotos, audiovisuales y algunos dispositivos ingeniosos como una especie de moderno confesonario interactivo  donde se anima al visitante a responder un cuestionario sobre hasta donde es capaz de llegar en prácticas sadomasoquistas se recorre la biografía de Sade y su influencia, para bien y para mal, a través de los tiempos...

La exposición se adentra en territorios más oscuros en el apartado Pasiones criminales, en el que se explican los conceptos psiquiátricos modernos del sadismo como patología, y sale, en un gran salto desde Justine, Adolf Eichmann. Monegal señala que esta parte enfatiza la importancia de Sade "para entender aspectos de la naturaleza humana muy problemáticos". Y recuerda que en Sade una cosa es la imaginación y otra la realidad, y que el propio marqués dijo que, vale, de acuerdo, era un libertino pero no un asesino: "Desde luego ni he hecho todo lo que he imaginado, ni nunca lo haré".

Jacinto Antón. Barcelona. El País, jueves 11 de mayo de 2023. 

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