En la exposición del CCCB dedicada a Sade. |
Es lo que ha hecho, atreverse con Sade, con todas sus consecuencias, y hay, ya de entrada, que aplaudirles el valor, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que inauguró una gran exhibición (y valga a palabra) sobre el personaje, Sade, la libertad y el mal (hasta el 15 de octubre). Comisariada por Alyce Mahon, catedrática de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo en la Universidad de Cambridge, y Antonio Monegal, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura comparada, la exposición, ambiciosa, rigurosa, sugerente y reveladora, tiene como objetivo explorar el legado del marqués en la cultura contemporánea. Lo hace a través de un prólogo y cuatro secciones, bautizadas como Pasiones (Pasiones transgresoras, perversas, criminales y políticas), en las que mediante obras de arte, objetos, libros, instalaciones artísticas, películas, fotos, audiovisuales y algunos dispositivos ingeniosos como una especie de moderno confesonario interactivo donde se anima al visitante a responder un cuestionario sobre hasta donde es capaz de llegar en prácticas sadomasoquistas se recorre la biografía de Sade y su influencia, para bien y para mal, a través de los tiempos...
La exposición se adentra en territorios más oscuros en el apartado Pasiones criminales, en el que se explican los conceptos psiquiátricos modernos del sadismo como patología, y sale, en un gran salto desde Justine, Adolf Eichmann. Monegal señala que esta parte enfatiza la importancia de Sade "para entender aspectos de la naturaleza humana muy problemáticos". Y recuerda que en Sade una cosa es la imaginación y otra la realidad, y que el propio marqués dijo que, vale, de acuerdo, era un libertino pero no un asesino: "Desde luego ni he hecho todo lo que he imaginado, ni nunca lo haré".
Jacinto Antón. Barcelona. El País, jueves 11 de mayo de 2023.
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