Esto es un poco lo que procura la colección de textos que reúne en Intervenciones (Anagrama, colección Argumentos), que acaba de aparecer y que contiene cartas, entrevistas y artículos y que amplía la primera edición publicada en esta misma editorial en el 2011.Y que, pese al empeño del lector en que tal propósito carece de relevancia, ofrece la posibilidad de asomarse a alguna rendija por la que observar momentos en que, en virtud de la relajación, de la confianza, el escritor aparece en zapatillas, aparentemente indefenso, muy cercano a su verdadero yo. Esto, en particular, sucede en las entrevistas, jugosas conversaciones, no todas equiparables, que van del divertido colegueo con el escritor Frédéric Beigbeder al elocuente análisis de la polémica novela Sumisión que desarrolla para la Revue de deux mondes con Marin de Viry y Valérie Toranian. Pensamiento, humor y provocación afloran en estos textos de Houellebecq, que insiste en que en el centro de su posicionamiento está la crítica implacable a la civilización occidental, nunca el odio a las religiones, de las que admira que dan sentido al mundo y al lugar del hombre en el mundo, aunque le parecen cuestionables casi por deber intelectual ( "me siento obligado a defender la islamofobia, ya sea islamófobo o no"): "Atacar una religión es un derecho" que, incide, refrenda la libertad de expresión. "Existe un absoluto moral, independiente de las religiones y superior a ellas", advierte en su charla con Agathe Novak Lechevalier, profesora e investigadora en la obra del autor de Las partículas elementales y sobre el que escribió en su ensayo Houellebecq, L'art de la consolation (Stock, 2018).
H. J. P. Redacción/La Voz de Galicia, jueves 22 de junio de 2023.
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