sábado, 25 de noviembre de 2023

A hierro vive

Jean Prouvé y sus casas prefabricadas.

Jean Prouvé ensayó en Nancy su idea de paraíso. Fuera, vidrio y metal. Dentro, niños, amigos, Bach y luz natural. Cuando Catherine, una de las hijas de Jean Prouvé, tenía 13 años y estudiaba en el Liceo de Nancy, los alumnos solían referirse  a ella como la hija del que hacía barracas: "Eh, tú, a ver, ¿cuándo dejará tu padre de hacer barracas?", le preguntaban. Catherine se encogía de hombros y entraba en clase tal vez recordando alguna cena del fin de semana y la variedad de gente que acostumbraba a visitar al arquitecto de las barracas, nombres exóticos como Josephine Baker, Charles de Gaulle, Le Corbusier, Férdinand Léger...y también, por supuesto, echando de menos a su padre, quien , como todos los lunes, se había ido a trabajar a París y no volvería hasta el viernes.

Para la historia del diseño, Jean Prouvé (París, 1901-Nancy, 1984) es el gurú del midcentury francés por excelencia, autor de muebles de inconfundible silueta utilitaria y factura industrial. Prouvé producía las estructuras metálicas en su propia fábrica. Hoy, sus originales son codiciados por interioristas, museos y casas de subastas y, desde 2002, las rediciones llevan la firma de Vitra, la prestigiosa marca suiza, depositaria de una parte fundamental de su legado (y que este año lanza una colección colectiva conmemorativa). Pero, para encontrar para encontrar su lenguaje, Prouvé tuvo que recorrer un camino propio a partir de un doble estímulo, artesanal y artístico que se avino a la perfección con su espíritu humanista. Por un lado creció conviviendo en la casa familiar con los artistas de la llamada École de Nancy, un grupo de pintores, escultores, diseñadores y ebanistas art nouveau que tenían en su padre, Victor Prouvé, a su ideólogo, fundador y cabeza visible . Por otro aprendió a dominar el edificio de herrero. A estas influencias hay que añadir la filosofía creativa de las escuela  arts et métiers, que consolidó su voluntad  de ligar el arte a la industria para que todo el mundo tuviera acceso a él. Estos factores confluyeron en una noción  innovadora de la producción de mobiliario y vivienda de la vanguardia arquitectónica del siglo XX. Para Prouvé no había ninguna diferencia  entre la construcción de un mueble y de una casa, y desarrolló un pensamiento constructivo basado en la lógica de la fabricación y de la funcionalidad que acabó por generar una estética depurada de artificios. Construir, crear e inventar: Prouvé colaboró con los grandes arquitectos del siglo XX y muchos edificios célebres lucen hoy su impronta. "Al final de su vida mi padre siempre decía que si no hubiera tenido formación de herrero no habría podido hacer estos diseños", dice Catherine en el museo de Bellas Artes de Nancy, ante los muebles de la habitación que su padre diseñó para la Ciudad Universitaria de Antony. Si el orden es el placer de la razón y el desorden el placer de la imaginación, el arte de Prouvé condensa ambos. Sensibilidad y resistencia. Nunca se las dio de nada que no fuera de "constructor"...

Use Lahoz. Desing. El País, 16 de julio de 2022.

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