viernes, 17 de noviembre de 2023

Antoine Billore marchante de mobiliario en París

Retrato de Antoine Billore. Foto: Roman Borisov.

Nada es convencional en la vida y en el trabajo de Antoine Billore (Abbeville, Francia, 32 años), un director de arte, que tras la pandemia, decidió distanciarse de su empleo anterior -creaba tiendas para perfumes y moda- para probar suerte como marchante de mobiliario antiguo. Lo hizo con una infraestructura mínima: su cuenta personal de Instagram y su propia colección. "Llevo diez años comprando vintage. Empecé con peces de cerámica y seguí con otros objetos. Intentaba usar algunas piezas en mi trabajo anterior, pero seguía acumulando. Un día me di cuenta de que mi casa estaba llena de cosas, la de mi madre también y además un almacén en el norte de Francia. Tenía 30 años y me vi a los 50 con almacenes abarrotados de objetos. Tenía que hacer algo, así que empecé a venderlos para conseguir algo de dinero, porque además estaba sin un duro. Durante los primeros meses no compré nada: me limité a vender lo que ya tenía. Y me vino muy bien. No podía seguir viviendo entre tantas cosas".

En un sector dominado por la especialización extrema, donde hay anticuarios que venden solo obras de un periodo concreto o incluso de un único diseñador, el punto de vista de Billore está en las antípodas de la solemnidad. "Quería que todo fuera divertido, que es lo que me gusta", sentencia. "No me va mucho el rollo antiguo, la madera, Perriand y esas cosas. Puede que suene cursi pero me gusta rodearme de cosas que me hagan feliz. Es así. No me dedico a los grandes nombres, ni me interesan. Por supuesto, si encuentro algo increíble lo compro, pero ni siquiera lo posteó en Instagram, porque conozco a muchos anticuarios y sé a quien acudir. Pero no es eso lo que me divierte. Prefiero una silla de tigre". (...)

Billore se mueve como pez en el agua en la capital francesa. "En París ahora la gente es más abierta. Hay buena energía. Mucha gente ha venido aquí desde Nueva York y Londres, especialmente desde el Brexit. La ciudad ha cambiado mucho, hablamos todos en inglés, y hay también mucho movimiento entre el colectivo LGTBQ. Es un buen momento para vender vintage en París". El año pasado, el Billore anticuario se puso de largo en una exposición titulada Stolen Objects From My Exes (Objetos robados a mis ex). "Me permitió conectar con la gente a través del humor", cuenta entre risas. "Pero quiero aclarar que nada de lo que vendo es robado. Compro la mayoría de los objetos en el norte de Francia, tengo contactos allí. Tampoco viajo demasiado. Nunca tuve a intención de montar un negocio verde, pero la cuestión es que es así y prefiero que siga siéndolo. No tiene sentido irme lejos para comprar cosas y volver a enviarlas desde aquí a alguien en EEUU. Ni siquiera suelo enviar cosas fuera de Europa.

Últimamente, su showroom parisiense cuenta con una presencia destacada: sus primeras sillas como diseñador, que se lanzan este noviembre. "El respaldo son unas llamitas que recuerdan a los emojis que ponemos en Instagram. Se reconocen al instante. La silla la hice para mí mismo y ahora voy a empezar a producirla bajo pedido". Lo que no cambian son los perros de cerámica que lo rodean. "Son mi obsesión desde siempre"...

Carlos Primo. Desing. El País, 27 de octubre de 2023

No hay comentarios:

Publicar un comentario