martes, 28 de noviembre de 2023

"Van Gogh en el Sena"

Pesca en primavera junto al puente de Clichy en Assnières

Entre mayo y julio de 1887, Vincent van Gogh pintó cerca de 40 cuadros durante su estancia en París, donde vivió con su hermano Theo antes de trasladarse a la ciudad de Arlés un año después. Cada mañana salí del apartamento parisiense que compartían en el barrio de Montmartre. Caminaba unos cinco kilómetros con su lienzo, caballete y tubos de óleo a cuestas, y acababa en Asnières, un suburbio al noroeste de la capital francesa. Llamado hoy Asnières-sur-Seine, a finales del siglo XIX era un lugar de contrastes: con zonas verdes y de baño, restaurantes y terrazas a un lado del Sena, y en plena ebullición industrial al otro. Allí fue donde el pintor se sacudió los tonos oscuros de su etapa anterior y empezó a experimentar con brochazos luminosos. No estaba solo. La disparidad de ese tramo del río, que reflejaba también el efecto del desarrollo humano, atrajo a su vez a otros cuatro artistas galos: Georges Seurat y Paul Signac, Émile Bernard y Charles Angrand.

Van Gogh en el Sena es el título de la muestra -abierta en el Museo Van Gogh de Amsterdam hasta el 14 de enero- que compara por primera vez los cuadros que pintó en Asnières con los de sus colegas. Para el holandés, la estancia parisiense resultó decisiva. Se hizo muy amigo de Bernard y se ve con Signac en el Sena. Visita el estudio de Seurat en París, y después de admirar un cuadro de Angrand en una tienda le propone -sin éxito- un intercambio de obras. Bregie Gerritse, investigadora del Museo Van Gogh, cuenta: "Creemos que Van Gogh se acercó a esta parte del río porque vio los trabajos de los demás y pensó que podría ser una oportunidad. Pero lo más importante es que concibió esos tres meses de actividad como una campaña pictórica para descubrir nuevos temas y experimentar a fondo con el color y el estilo".

La diferencia entre el primer cuadro de Van Gogh colgado en la exposición titulado A las afueras de París (1886), y el óleo Orilla del Sena con barcas, terminado un año después, es una clase de pintura en sí misma. En el primer lienzo, la pincelada y la composición recuerda su etapa holandesa aunque con un paisaje menos sombrío. El otro es una explosión de reflejos luminosos en el agua. Los dos proceden de colecciones particulares, lo mismo que un tercio de las 75 obras expuestas.

"Sabemos menos de este periodo porque vivía con Theo y no se escribían", apunta Gerrtse, "pero si sabemos que quería lograr temas vendibles y por eso se lanza a las escenas atractivas . No le habían comprado nada". Con esa intención planta el caballete en Asnières. El resultado son campos soleados, arboledas y hasta una figura femenina con una falda de color rosa en un campo de flores.

La muestra ha sido organizada junto con el Art Institute de Chicago, donde estuvo antes de viajar a Países Bajos, y hay un cuadro que no ha podido trasladarse. Es el famoso Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Lo que sí presenta el Museo Van Gogh es una serie de trabajos preparatorios donde puede verse la transición del artista francés hacia el puntillismo. Hay otra sorpresa, esta vez en forma de galería de fotografías del París de la época y los alrededores que inspiraron a los cinco artistas...

El periodo de Asnières se cerró a finales del siglo XIX. Van Gogh muere en 1890 y Seurat en 1891. "Bernard se marchó a Egipto, Signac viajó al sur de Francia y Angrand siguió su camino". Por un momento, sin embargo, "estuvieron reunidos por este lugar y en la búsqueda del arte moderno", asegura Bergje Gerrtse.

Isabel Ferrer . Amsterdam. El País, sábado 18 de noviembre de 2023.

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