En un mundo gobernado por la rentabilidad económica cuesta entender que alguien se mueva por la rentabilidad emocional, pero los monjes de la Chartreuse han echado el freno para seguir siendo fieles a su lema: "El mundo gira, la cruz queda quieta". "El crecimiento por el crecimiento no tiene sentido para nosotros", afirmó en la prensa francesa Emmanuel Delafon, presidente de Chartreuse Diffusion. "No se puede fabricar tanto Chartreuse sin arruinar el equilibrio de la vida monástica", dijo en un artículo publicado en Terre de vins el reverendo Michael K. Holleran, antiguo monje que supervisó la producción del licor de 1986 a 1990. Por otro lado, el cambio climático hace cada vez mas complejo conseguir las cantidades necesarias de todas las plantas. Incluso en las Caves de la Chartreuse, en Voiron, donde se elabora, y en los pueblos de alrededor, donde es común el consumo de esta bebida enraizada y popular, se han racionado las ventas.
Hace unos meses un artículo en The New York Times ponía el foco en la actitud del señor Joshua Lutz, profesional de la tecnología sanitaria afincado en Huntington Woods (Michigan) que adora (y necesita) el licor desde hace más de veinte años, porque, consciente de que encontrar una botella era cada vez más complicado, había empezado a recorrer el país y a viajar fuera de él en busca de Chartreuse.
Durante la pandemia cuando todo hijo de vecino se hizo mixólogo profesional en su cocina, el consumo del licor se disparó en Estados Unidos de tal modo que, según Chartreuse Difussion, se alcanzaron ventas por valor de 30 millones de dólares.
Para imaginarnos al señor Lutz de tienda en tienda o para hacernos una idea de la devoción de Estados Unidos por esta bebida bastaría con revisar esa escena de Malditos bastardos en la que Tarantino junta a sus amigos alrededor de la mesa de un bar para invitarles a chupitos de chartreuse con una intensidad y un interés incontestables. Tom Waits nombre el licor en su canción Til the Money Run Out, Frank Zappa hizo lo propio en su Fifty-Fifty y ese grupo tan peculiar llamado ZZ Top directamente le dedicó una canción que empieza así: "Chartreuse you got the color tha turns me loose" (tienes un color que me vuelve loco) y con un título que no puede ser más explícito: Chartreuse.
Use Lahoz. El País Semanal, 15 de enero de 2024.
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