Entonces Jean-Pierre Marois, fundador del actual Les Bains, tenía 15 años. En los setenta su padre, Maurice Maurois, profesor de la Escuela de Medicina de París, compró un edificio haussmanniano en el corazón del tercer distrito. Lo había adquirido como inversión sin saber muy bien qué hacer con él. El inmueble tenía una distribución extraña, un sótano con una piscina, un hamman, muchas habitaciones, demasiados pasillos... y vibraba de energía. En el siglo XIX había sido la célebre casa de baños Les Bains Gerbois y allí habían acabado tomando las aguas el grupo de Batignolles: Cézanne, Renoir, Zola, Degas y Monet. También solía dejarse ver Marcel Proust. Era un sitio frecuentado por gente creativa, desprejuiciada y libre. Como era el único edificio de la calle con luz eléctrica, se le podía divisar a distancia. Hoy, dos farolas permanecen siempre encendidas junto a las cariátides de bronce de la entrada para recordar aquella luz frágil e insinuante del XIX.
Jean-Pierre aún no se explica cómo dos chicos de veintitantos años, Jacques Renault y Fabrice Coat, convencieron al clásico profesor de Histología de que les alquira el local para un negocio de la noche, en lugar de aceptar otra oferta de más prestigio: Jacques Maisonrouge, entonces vicepresidente global de IBM, quería convertir los baños en tienda de ordenadores. Los chicos hicieron guardia para vender su proyecto al profesor, que no se sabe muy bien por qué se sintió más seducido por un proyecto de club nocturno que por una tienda. Un club nocturno que el catedrático nunco pisó, pero su hijo sí. Con frecuencia, pasión y orgullo. En definitiva, su padre era el artífice de aquella maravilla. Jacques y Fabrice llamaron a un tercer amigo, Pierre Benaim, que a su vez trajo a un joven Philippe Starck que aceptó el desafío de convertir los baños en un local de finales del siglo XX. Puso neones, colocó un monitor para refractar sus imágenes en espejos e instaló una jaula que recorría las paradas: dentro deambulaba una rata que, según Vanity Fair, perecía a los pocos días por una sobredosis de cocaína.
Les Bains Douches abrió el 21 de diciembre de 1978. Muy pronto el sótano se reveló el alma de la fiesta... Bandas legendarias del punk y la new wave empezaron a aparecer por aquel sótano de Le Marais. "Aquellos chicos estaban muy bien relacionados con la escena musical del momento. Las mejores bandas recalaron en Les Bains Douches, tocaban aquí frente a 300 personas y años después llenaban estadios" (...)
Cuando en 2010 el edificio fue cerrado por riesgo de derrumbe, Jen-Pierre Maurois, que había hecho carrera como cineasta en Los Ángeles, no tuvo corazón para dar el lugar por amortizado. Después de una larga y complicada reforma, Jean-Pierre anunció en 2015 la vuelta de Les Bains como un hotel de cinco estrellas (...) Marois llamó a los mejores para el tercer renacimiento de Les Bains, Vincent Bastie para renovar el edificio y Tristan Auer para un interiorismo que preserva la huella del joven Philippe Starck y armoniza con gracia los estilos de varios siglos... En 2016 los Eagles of Death Metal volvieron a París a terminar el concierto interrumpido en la sala Bataclan por el ataque terrorista el año anterior. Al salir del Olympia fueron a Les Bains, Jean Pierre les abrió el club, conectaron el teléfono al sistema de sonido y unas 25 personas, entre supervivientes y familiares se quedaron allí hasta el amanecer...
Karelia Vázquez. El País Semanal, 6 de abril de 2024.
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