Encuentros de fotografía de Arlés (Foto Anne Fourès) |
En los Encuentros de Arlés, la realidad supera a la ficción. ¿O es al revés? El festival de fotografía más prestigioso de Europa, fundado en 1970 en la localidad del sur de Francia donde Van Gogh se cortó una oreja, celebra hasta el 29 de septiembre una de las ediciones más impactantes de los últimos años, que inspecciona un mundo cada vez más irracional y violento a través del poderoso reflejo que ofrece la cultura de la imagen. A través de 40 exposiciones, el certamen desafía los límites de la verdad en la sociedad contemporánea donde se entrelaza cada vez más con lo imaginario. "Fotógrafos, artistas y comisarios revelan sus visiones y relatos, incluido el de nuestra humanidad en constante redefinición, resiliente y también visionaria", afirma el director de los Encuentros de Arlés, Christoph Wiesner.
Los fotógrafos seleccionados por el festival prestan una atención especial a los procesos migratorios, la crisis climática y los conflictos militares. El trabajo de la española Cristina Middel, actual directora de la agencia Magnum, es de los más contundentes en esta edición. Journey to the Center, inspirada en el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, narra la peligrosa travesía de los emigrantes que cruzan la frontera entre México y EE UU. solo que, en lugar de limitarse a un enfoque documental, De Middel transforma su viaje en una odisea que se adentra en el terreno de la ficción, como ya hizo en su celebrada serie Los afronautas.
El resultado es una fusión de poesía onírica y pesadilla malsana en la iglesia gótica de los Padres Predicadores, en el centro de Arlés, separada por un muro simbólico que divide la muestra en dos. La fotógrafa nos descubre Felicity, una pequeña ciudad fronteriza, en el sur de California, donde se encuentra un monumento al Centro del Mundo. De nuevo, la realidad roza la ficción distópica. De Middel trata a los migrantes como héroes de una épica contemporánea y rebaja el sueño americano a la categoría de delirio colectivo.
La estadounidense Debi Cornwall, abogada especializada en derechos civiles reconvertida en fotógrafa, trabaja sobre otra ficción: la que transmite la propaganda militar y patriótica... El nuevo trabajo de Cornwall, Model Citizens, se centra en los mítines de Donald Trump, donde la expresión de un patriotismo de aspecto espontáneo también se revela guionizada con una profesión de banderas, cánticos y atuendos que remite a la misma escenografía militar. Se trata, en palabras de la responsable de la muestra, de observar "cómo se ejerce, se consume y se normaliza el poder del Estado".
El francés Mathieu Nicol también habla de militarismo. Sus imágenes, extraídas de los archivos del Natick Soldier Systems Center, un centro de investigación del ejército estadounidense en Massachusetts, muestran a soldados ataviados con ropa interior antibalas, gafas diseñadas para el campo de batalla y otros atuendos experimentales. Estas prendas concebidas para situaciones extremas, se presentan a través de una estética propia de las revistas de moda de mitad del siglo pasado. Una vez más la guerra es una ficción.
En la torre de Frank Gehry que domina la Fundación Luma, una retrospectiva dedicada a una leyenda de la disciplina. Lee Friedlander, inscribe el paisaje urbano estadounidense en una sutil retícula de líneas verticales y horizontales, como si tratase de insertar la realidad en un mundo de ficción. Por último, la obra de Mary Ellen Mark, fallecida en 2015, desafía la opresiva idea de la normalidad, tal vez la peor de las ficciones que nos gobiernan.
Álex Vicente. Arlés. El País, miércoles 21 de agosto de 2024.
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