No pretendo dar lecciones pero creo que fundamentalmente, más allá de las personas en el poder y sus defectos, los últimos gobiernos ( y esto se remonta a principios de la década de 2000) no han logrado ofrecer una visión del futuro a la gente normal, agobiada por las reglas y el cambio climático. Es comprensible que personas desamparadas y enfadadas recurran a partidos que aún no han gobernado para ver "si las cosas mejoran". Pero no veo que la izquierda haya puesto en bandeja la victoria de nadie. Muchos votantes están asustados por los vínculos entre una izquierda que se supone representa el humanismo y su ala más extrema.
Desconfío por otro lado, de la asociación de Le Pen con Vichy, me parece fácil. No tengo ninguna simpatía por la extrema derecha pero encuentro que este tipo de caricaturas acentúan el embrutecimiento del debate político. Y no tengo ninguna simpatía por la extrema izquierda, pero tampoco voy a afirmar que busquen un régimen soviético.
Asimismo no debe confundirse el islam y el islamismo radical, como el catolicismo poco tiene que ver con la Inquisición. La confusión alimenta el racismo. No hay guerra cultural en Francia pero sí fuerzas en acción contrarias al espíritu republicano. Somos un país de tolerancia y esta tolerancia implica luchar contra todas las formas de extremismo. Si en nombre de la tolerancia dejamos que todo suceda, acabaremos en un mundo intolerante.
Andrea (Saint-Germain-en-Laye, 1971) es director, guionista y escritor. Con su cuarta novela, Cuidar de ella, se alzó con el premio de novela FNAC 2023 y el Goncourt.
El Cultural, 5-7-2024.
Abdelá Taia: "Gente de izquierda votará a Le Pen para vengarse"
Casi todos los partidos han bajado de guardia y la extrema derecha, así, ha impuesto su agenda política. La izquierda ha abandonado los combates sociales y la defensa de las clases populares. Se ha estancado en guerras personales y algunos de sus representantes han adoptado el terrorífico mercado económico liberal en detrimento de la gente. Este abandono explica, entre otros, que algunos franceses de izquierda ahora votarán a Agrupación Nacional. Para vengarse.
Es muy triste admitirlo pero hay un fuerte deseo por la extrema derecha en Francia. Ya no es ninguna vergüenza. El racismo desinhibido está de moda. Esto no es nuevo. El pasado de Vichy ha vuelto. Claro. Resucitado. Más que nunca. Los extranjeros y las minorías pagarán un alto en los próximos meses. La islamofobia se ha vuelto muy común, y no solo en el partido Le Pen. Incluso figuras políticas y culturales "respetables" asoman regularmente en los medios para expresar con impunidad sus comentarios racistas contra los musulmanes. Explican, desde su punto de vista , la decadencia de Francia. Evidentemente, se trata de una estrategia clásica: la culpa siempre es de los extranjeros. No creo en absoluto en la teoría del choque de civilizaciones o de la guerra de culturas. Son teorías inventadas para justificar el odio a los extranjeros y su discriminación por ley. La libertad y la justicia no tienen sentido si no concierne a todos. La fraternidad no tiene sentido si es solo para hombres blancos
Taia (Salem, Marruecos, 1973). Afincado en París desde 1998, ganó el premio Cálamo con Mi Marruecos en 2009. Ha llevado al cine su novela El Ejército de Salvación.
El Cultural, 5-7-2024.
Lola Lafon: "La educación solo tiene un principio: el miedo"
Si el presidente de la República fuera una figura paterna, habría mucho que decir sobre sus opciones educativas con un único principio: infundir miedo. Miedo al otro, a todos los demás, miedo a ser "invadidos", "sustituidos", pero también miedo a envejecer solos, aislados, miedo a un pseudodeclive demográfico miedo a la violencia policial cuando nos manifestamos, miedo al paro, miedo a ser excluidos de las prestaciones de desempleo, miedo a la guerra, miedo a una vida que solo sería supervivencia, miedo al caos y miedo al silencio, miedo a ser asignados. Todos nuestros miedos son alimentados, cultivados y propagados.
¿Qué clase de individuos produce esta "educación" a través de la amenaza, sino seres acobardados que solo saben hacer eso: prepararse para rechazar los golpes como sea? Soñando solo con una vida que solo sería supervivencia con las persianas cerradas en una fría penumbra. Hambrientos de muros, más y más muros.
Una fury room es un lugar donde pagas por dar rienda suelta a tu furia; compras el derecho, durante un tiempo determinado, a destrozar la decoración, romper platos y gritar. Es decir, una versión liberal del viejo "ataque de nervios". Y así nuestras frustraciones, amarguras y penas se cambian por dinero, escondidas entre las cuatro paredes acolchadas de una estancia que acogerá las iras de la gente necesitada de un lugar donde gritar. Esperemos que las cabinas electorales no se conviertan en salas de furia gratuita.
Lafon (París,1974) es autora de Cuando escuches esta canción, novela para la que se encerró en la casa de Anne Frank. Ha escrito asimismo Una fiebre ingobernable.
El Cultural, 5-7-2024.
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