Casas con entramado de madera en la plaza Plumereau de Tours. |
¿Por donde empezar? La ciudadela medieval y renacentista de Loches es un buen punto de arranque. Su almendra interior es para algunos una pequeña Carcasona. Tuvo un papel muy importante en la ruta que unía a París con el norte de España, y se percibe un pasado glorioso en un lugar que ahora tiene 7.500 habitantes que cuidan muy de su patrimonio. El castillo y la torre del homenaje (siglo XI) son las grandes joyas en una colina ya ocupada hace al menos cuatro mil años... A 17 kms se encuentra Montrésor (300 habitantes) Uno de los pueblos más bonitos de Francia, por supuesto con castillo medieval y una curiosa unión con Polonia gracias a la restauración afrontada por un conde de este país.Ojo a las casas trogloditas.
A unos 20 kms., siguiendo una carretera muy cómoda, hay que parar en Chédigny (560 vecinos). Hace un cuarto de siglo, el alcalde decidió inundar el pueblo con flores, y hay más de mil rosales de variedades, y más de cinco mil plantas perennes.. Curiosa es la huerta del cura con tilo centenario. Langeais, por proximidad debe ser la siguiente parada. Por supuesto, con un castillo impresionante. Fue residencia real y tiene una colección de muebles y tapices que permiten entender cómo vivían los que mejor vivían. Aquí se casaron en secreto Carlos VIII y Ana de Bretaña, y este ducado entró en la corona francesa.
De camino a Tours, si es por la tarde y el cielo está claro, nada como un paseo en barco por el Loira, por ejemplo, hasta la antigua abadía de Marmoutier. El río impresiona y en algunos tramos se aprecia su fuerza, y en otros se intuye que una buena parte de la historia de Francia se desarrolló por estas aguas. Tours requiere visita con calma y si es posible algo de tiempo. Entre otros títulos, tiene los de la Ciudad de Arte e Historia y Ciudad Capital de la Gastronomía. Por tener, posee incluso dos zonas viejas, separadas ahora por una enorme línea de tranvía. A un lado la catedral de Saint-Gatien, con la egregia figura de San Martín en el pórtico. Pero el santo Martín, que era húngaro y que terminó sus días en esta ciudad, está enterrado en la otra zona antigua, en una basílica reconstruida y muy visitada. Este santo del siglo IV está muy presente en toda Francia, como también lo está en Galicia. Tours es una ciudad universitaria, llena de vida. De edificios medievales, casas con entramados. Meta del Camino de San Martín y una vía de salida al de Santiago. En la bulliciosa plaza Plumereau, llena de terrazas y turistas, viene a la cabeza la cantante Zaz, que empezó a cantar en estas calles, pero también puede venir el escritor local Balzac. O Carlomagno: su esposa está enterrada aquí a unos metros de donde está San Martín.
A 16 kms de Tours se encuentra el magnífico castillo de Villandry, en este caso el último de los grandes edificados en el Renacimiento en el valle del Loira. Sus inmensos jardines y no solo flores, porque la huerta forma parte del conjunto. Lo mismo que la historia del extremeño Joaquín Carballo. el responsable de devolverle la vida.
S. G. Rial. La voz de Galicia, sábado 29 de junio de 2024.
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