Mas Candille. |
El renacimiento se debe al empeño de Jean-Philippe Cartier (propietario del grupo H8 Collection), quien (junto con la familia Courtin-Clarins) adquirió el complejo en 2021 y decidió renovarlo de arriba abajo, decorativa y estéticamente, además de revegetar exteriores, redimensionar espacios, cambiar la configuración de la piscina principal (especialmente vibrante resulta la circulación entre palmeras -toque californiano- para acceder a ella) y apostar por una segunda para acoger clientes especiales y familias en la que se ha añadido una curva neutra que sugiere a la mirada prestar mayor atención a la riqueza paisajista.
Para llevar a cabo la idea, Cartier tuvo el buen gusto de confiar en Toro, que ha transformado y creado un espacio inimitable con vistas a las montañas de esa capital del perfume llamada Grasse y que lo ha convertido en un emplazamiento con luminosidades propias en el que interiores y exteriores se entienden de manera natural.
Impone asomarse al currículo de Toro. Con 34 años ha diseñado los interiores de The Midland Grand Dinning Room de Londres, el restaurante Gigi en Saint-Tropez o Villa Albertine en Nueva York. También el primer hotel Orient Express, La Minerva situado en el antiguo palacio de Fonseca, del siglo XVII, en Roma o una de sus obras mayores hasta la fecha: el restaurante de la estación londinense de St. Pancras, ubicado en un edificio neogótico, en el que creó un precioso escenario en forma de jardín de invierno victoriano, dándole una poderosa interpretación contemporánea.
Arquitecto y diseñador de interiores con vocación de narrador, para Toro cada proyecto es un escenario teatral donde contar la historia de un viaje. Cuando puso un pie en Mas Candille para asumir la concepción de su primer hotel, le asaltó por un lado la evocación de los veranos con su abuela francesa a 20 minutos de aquí (en una casa con las cortinas amarillas, de ahí la cantidad de tonos amarillos en cortinas y suelos de moqueta de motivos florales que introducen el paisaje interior) y, por otro, los recuerdos de su año en Los Ángeles. Ese es el viaje que se lee en Mas Candille. Un puente entre La Provenza y California de los años sesenta, al que ha dado forma utilizando los códigos de diseño de los años sesenta, postales de Palm Springs o Beverly Hills realzadas por la luz y la vegetación propias de la Costa Azul (...)
La escritura de Mas Candille requería que, desde el primer momento, se apreciara que este lugar estaba aquí desde el siglo XIX. "No me gusta el concepto de tienda o restaurante efímero, lo bonito de un hotel es que resulte imperecedero. Por eso tomé la chimenea verde del bar como referencia. Ya estaba, era uno de los símbolos de antaño. Todos los motivos vienen de ella. Ha sido la raíz. Las habitaciones requerían mobiliario más americano y motivos florales para introducir el paisaje en el interior. Es un hotel destino, no es de transición". Y no le falta razón, porque más que irrepetible, la experiencia de Mas Candille es lo contrario.
Use Lahoz. El País Semanal, 20 de agosto de 2024.
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