miércoles, 16 de octubre de 2024

Paloma Picasso. Administradora del legado artístico de su padre.

Aunque su padre la retrató en solitario en dos ocasiones (Paloma á l'orange y Paloma en bleu) fue Paloma à la guitare (1965), una pintura de su madre Françoise Gillot, la que batiría récords por venderse por 1,3 millones de dólares (1,17 millones de euros) en una subasta online en Sotheby's. "A mí quien me educó fue mi madre, a mi padre lo vi mucho menos", contaba ayer Paloma Picasso (Vallauris, Francia, 75 años), diseñadora de joyas, bolsos y creadora de perfumes, sentada en un salón del Museo Picasso de Barcelona.

Desde 2023, la hija del artista es patrona del museo y nueva administradora de la Succession Picasso, que gestiona los derechos ligados al artista y su obra, cargo que asumió un mes antes de que falleciera su hermano Claude Ruiz-Picasso, en agosto de 2023. Ha hecho una visita exprés a la capital catalana en la que asistió a la inauguración de Picasso i el Port 1895-1904, una muestra urbana sobre la vinculación del artista con el frente marítimo de la ciudad.

P.- La conocíamos por sus diseños de joyas y su vertiente empresarial en moda, ¿ha cambiado mucho su vida desde que asumió ser administradora?

R.- Al principio una amiga me dijo:¿Cuánto tiempo crees que vas a estar trabajando con eso de la familia y  la administración" Respondí: "Un 40% como máximo. Me contestó: "Estas soñando, va a ser mínimo el 80%". Ahora estoy al 120%.

P.- ¿Sigue creando?

R.- He podido hacer una colección de pulseras que llegará a las tiendas el año que viene. La ideé en marzo, tengo suerte y transcurren meses entre que paso los bocetos y la comercialización. Eso me permite tener tiempo para el legado. 

P.- La hija de Agnès Varda, que administra el de su madre, dijo hace poco que en el CCB que su labor no es la de hacer de crítica cultural, sino acercar la obra al público. ¿Qué papel quiere ejercer en esta posición?

R.- Entendí muy pronto que no era una maldición que la gente se me acercase por ser hija de Picasso. A los 15 años hice mi primera sesión de fotos como modelo para el Vogue estadounidense. Después de las mías venía Geraldine Chaplin a posar al estudio. Me quedé para conocerla y vi la luz. Si a mí me interesaba conocer a Geraldine Chaplin, tenía que entender que la gente quisiera conocer a Paloma Picasso por ser una Picasso. Eso no quita que cuando comencé a dibujar pedí firmar solo con mi nombre, Paloma, sin el Picasso.

P.- ¿Por qué?

R.- Dibujaba desde niña, pero me decanté por el mundo de la moda porque era el único que no había tocado mi padre. Intente firmar sin Picasso una colección. Cuando llegué a Nueva York y vi escrito "Paloma Picasso", me hundí. Pero ahí asumí que eso iba a pasar siempre. Mejor aceptarlo. Las puertas se me abren más fácilmente con ese apellido, obviamente, pero también está quien te las cierra de golpe.

P.- En 2023 se hicieron muchas exposiciones en relación con el 50º aniversario de la muerte de Picasso. ¿Hubo alguna que le desagradara en su planteamiento?

R.- Lo bueno de Picasso es que siempre hay exposiciones, es extraordinario porque siguen  descubriendo modos de mirar su obra de una manera distinta. Sí hubo una exposición en Nueva York, en Brooklyn, que creía demostrar que mi padre era un macho terrible. No me gustó...

P.-Su madre, pintora, fue la única mujer que abandonó a Picasso. Cuando lo hizo, el le advirtió: "¿Crees que alguien va a interesarse por ti ? Jamás lo harán solo por ti. Las personas que crees que te aprecian, solo tendrán una especie de curiosidad por alguien cuya vida rozó la mía".

R.- Mi madre me demostró que se podía creer en la carrera profesional y permanecer en ella. Ella me dio esos valores. Mi padre no creía en la educación, tampoco creía en las escuelas de arte. Es cierto que cuando yo tenía, creo que 13 años, empecé a oír del Women's Liberation Movement (WLM), el movimiento feminista de EE UU, "¿Qué quieren estas americanas? Yo no veo el problema", pensé. Cuando llegué a los 15 o 16, lo entendí. Lo que pedían era lo que era mi vida con mi madre: la demostración de que sí se podía tener aquello que reclamaban, porque mi madre lo hizo todo sola, vivió de su pintura. Yo heredé esa idea, la de que podría hacer todo lo que se me pasara por la cabeza, igual que un hombre.

Noelia Ramírez. Barcelona. El País, martes 1 de octubre de 2024.

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