Sinno que ha vivido en Estados Unidos y en México muchos años y que es la responsable de la versión castellana del libro, explica en él descarnadamente pero sin sentimentalismos, con cierta frialdad exenta de patetismo, cómo su padrastro, entonces de veinticuatro años, comenzó a abusar de ella que apenas tenía seis. De la admiración primera ("Durante mucho tiempo lo percibí como un ser más grande que la vida") pronto pasará al horror y la vergüenza tras descubrir que "solo era un pobre tipo que tenía el don de manipular a los demás,(...) un titán y un desgraciado" violento y cobarde. Con todo, Triste tigre es mucho más que una suerte de diario o de novela de denuncia o que un ajuste de cuentas. No lo necesita.: los hechos narrados y la sensibilidad y lucidez con que Sinno los relaciona con Lolita de Nabokov, por ejemplo, o con los abusos sufridos por Virginia Woolf, convierten a esta obra en una reflexión sobre la violencia sexual.
Desde las primeras páginas, en las que explica que quiere ver a través de los ojos del monstruo para entender el mal, hasta el final, cuando le cuenta a su hija lo que le pasó, Sinno se sumerge en el "país de las tinieblas", analizando las relaciones entre agresión sexual, dominio y poder, el silencio cómplice de tantos y sobre todo cómo se aprende a vivir "sabiendo que ese mundo siempre estará ahí".
Elena Costa. El Cultural, 13-9-2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario