Con Julio Verne sucede algo parecido a lo que -subrayaba un día con acierto mi querido y admirado Fernando Savater- acontece con Don Quijote de la Mancha: que todo el mundo cree haberlo leído de verdad. Lo cree sin engaños, no por moda, cinismo o darse pote cultural, sino porque algunas de las novelas más célebres de Verne son parte constitutiva de la cultura occidental. Y es que sin el Capitán Nemo o Philéas Fogg, como sin Don Alonso Quijano, el mundo de referencias culturales que nos rodea resultaría inconcebible. ¿Y qué decir de La isla del tesoro o Moby Dick, otras dos novelas que cree haber leído mucha gente de la que en realidad las ha tenido alguna vez de verdad entre sus manos o, habiéndolas tenido, ha decido hincarle el diente? Y digo nuevamente de verdad consciente de que aquí reside en gran medida el quid de la cuestión. La isla del tesoro o Moby Dick constituyen una inmejorable muestra de lo que trato de explicar porque esas dos novelas maravillosas -que lo son pese a sus grandes diferencias- han pasado por el mismo proceso de popularización que un puñado de las mejores de la inmensa producción verniana y sobre todo de aquellas que se inscriben dentro del ciclo de los Voyages Extraordinaires: digamos, ciñéndonos a las más conocidas. Cinco semanas en globo, Viaje al centro de la tierra, La vuelta al mundo en ochenta días o Veinte mil leguas de un viaje submarino. Las cuatro han sido objeto de multitud de ediciones infantiles (yo conservo como una joya las editadas de Bruguera en dos tamaños, contexto e ilustraciones en páginas opuestas.), cómics, películas de dibujos animados y multitud de versiones cinematográficas que, en conjunto, han llevado la obra de Verne a un público amplísimo que no ha leído nunca, o lo ha hecho con cuentagotas, los libros del genial creador de Nantes. ....Carlos Uriondo (Charles Caum), impulsor heroico de ese excepcional proyecto cultural que es la revista ilustrada Grapficlassic, sigue la senda marcada por sus dos primeros números, dedicados a Moby Dick y a La isla del tesoro, con este tercero, sobre Jules Verne, que ha decidido dividir en dos volúmenes: uno sobre el gran autor francés (El futuro sobrepasado ) y otro sobre su obra (Tierra, Mar. Aire y Fuego ). La fórmula es la ya conocida por los seguidores de la revista : una nómina de articulistas de primera (ahora entre otros, Savater, Martínez de Pisón, Juana Salabert, Jordi Costa, además claro del propio Uriondo), de ilustradores de nivel excepcional (en este número nuestro compañero de La Voz David Pintor, autor de una soberbia portada y de una cuidadísima edición. Graphiclassic nos devuelve, en suma, todo ese mundo que ha hecho de Verne un genio universal, admirado incluso por quienes creen haberlo leído sin haber puesto un ojo jamás sobre sus páginas.
Roberto Blanco Valdés. Viernes 15 de abril del 2016 La Voz de Galicia
Roberto Blanco Valdés. Viernes 15 de abril del 2016 La Voz de Galicia
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