martes, 2 de agosto de 2016

Caillebotte, pintor y jardinero

Gustave Caillebotte, pintor y jardinero
A Gustave Caillebotte (Paris 1848-Gennevillers, 1894) se le suele situar en la segunda fila del grupo de los impresionistas. Miembro de una familia acomodada dedicada a la fabricación de telas para la Armada, fue un auténtico mecenas para sus compañeros impresionistas comprando sus cuadros y facilitando su presencia en exposiciones. Esa generosidad eclipsó durante mucho tiempo su derecho a ser recordado como un artista más del grupo y de hecho uno de los más originales. A su muerte, con solo 45 años y unas 400 obras propias, legó su notable colección al Estado francés, una generosa decisión que fue recibida con reticencias e incluso con desagrado por el Gobierno, debido a que entonces el impresionismo no estaba consagrado en los salones canónicos. El hecho conocido como El affaire Caillebotte, supuso la entrada de 40 obras maestras de los principales creadores del impresionismo que forman la espina dorsal del Museo d'Orsay. El Museo Thyssen inaugura una retrospectiva de 64 obras con la que se le quiere restituir el importante papel que tuvo como artista. Caillebotte, pintor y jardinero, que permanecerá abierta hasta el 30 de octubre, organizada conjuntamente con el Museo de los impresionistas de Giverny. Las obras proceden de colecciones privadas y museos internacionales como el Marmottan de París, el Brooklyn Museum de Nueva York y la National Galery of Art de Washington. La naturaleza y la ciudad moderna en la que entonces se estaba convirtiendo París, fueron sus grandes temas. Una de sus obras más famosas es también una de las primeras: Los acuchilladores (1875), una tela que fue rechazada en el Salón oficial por su tema (unos obreros reparando la madera del suelo) y por su colorido. Esta obra de la que en Madrid se puede ver un estudio preparatorio, le sirvió para unirse a los jóvenes artistas rebeldes que como él eran rechazados una y otra vez en el Salón. La peculiaridad de los temas de Caillebotte estaba en la forma de representar la ciudad . Mientras que Renoir, por ejemplo se centraba en la parte feliz y festiva de las calles, Caillebotte llenaba de grises a los personajes que paseaban su soledad y su frialdad por el nuevo París. Balcón, Boulevard Haussmann (1880) y Boulevard visto desde arriba (1880) son dos buenos ejemplos. Cuando se trasladaba a la residencia familiar de Yerres, a unos 20 minutos de París, hoy convertida en museo municipal, la naturaleza y los huertos de la propiedad, transformaban sus telas y se aproximaba cada vez más a sus amigos impresionistas...Vienen después sus años en Normandía.....
Ángeles García. Madrid. El País, martes 19 de Julio de 2016

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