domingo, 28 de agosto de 2016

La espalda de Montmartre, 2

Vista de los viñedos de Montmartre
El vino ha aportado mucha felicidad al barrio, y lo sigue haciendo. La existencia de viñas en Montmartre se remonta al año 994. Cada otoño tiene lugar una fiesta de la vendimia, en la que el vino se vende en subastas. El Clos Montmartre son unos 1.500 metros cuadrados de viñedo que dan color e identidad a este lado de la butte. Además, enfrente está la Maison Rose, un café memorable, pues en este edificio vivió el pintor Maurice Utrillo, hijo de Suzanne Valadon (la mujer que con su rechazo provocó que Erik Satie compusiera sus Vexations) y pintor maldito que rompió con la tradición paisajista creando una poética urbana espolvoreada de melancolía. Y a los pies de la viña, otro símbolo: Au Lapin Agile, cabaret inmortal, comprado en 1902 por Aristide Briand, que conoció la gloria en los años cuarenta, y en el que Picasso, Modigliani y tantos otros supieron divertirse. Para comer típicamente parisiense y entre vecinos nada como el bistrot Au Rêve. Es tan auténtico que se asemeja a un bouchon, los restaurantes típicos de Lyon. No obstante, en el barrio, por la privilegiada ubicación de sus terrazas, hay quien prefiere Le Francoeur, y enfrente, más popular, Francis La-butte. Ambos se aprovechan  de la cercanía de la prestigiosa escuela de cine La Femis, fuente de estudiantes entusiastas y otra pista ineludible, instalada aquí en 1996 en lo que eran los antiguos estudios Pathé, cuyo edificio fue renovado por el arquitecto Yves Lion en 1999. Desde aquí si apatece un largo paseo, vale la pena acercarse  hasta la Recyclerie, café-cantina-granja urbana que tiene encandilados a los amantes de lo vintage. Si no, cerca del ayuntamiento del distrito, tras la plaza de Jules Joffrin, nunca fallan dos opciones para rastreadores de antigüedades con buenos precios, nada como Emilie y para melómanos de la música en vinilo, la reputada Exodisc. La Rue Damrémont es clave en el barrio. Calle de floristerías y pequeños comercios con charme. Tiene varios reclamos. Algunos como la quesería Chez Virginie, son instituciones. Las colas que se forman en su puerta forman parte del imaginario del barrio. Es el lugar ideal para hacerse con un comté de 41 meses de affinage o un cammenbert au calvados. En la misma calle queda un mural de azulejos de Poulbot que decoraba el acceso a unos viejos baños públicos. Y en el nº 53, en 1901, nació el gran André Malraux. De camino a Au Clair de Lune se cruza la Rue Nicolet donde vino a vivir Verlaine recién casado con Mathilde. Fue aquí donde en 1871 apareció Rimbaud con el poema Le bateau ivre en el bolsillo. Lo malo es que Verlaine lo había ido a buscar a la Gare du Nord y se habían cruzado. Abrió Mathilde...
Use Lahoz. El viajero. El País, , viernes 12 de agosto de 2016.

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