sábado, 20 de agosto de 2016

Provenza, la meca secreta del lujo mundial

Fachada de la Abadia de Pierredon
Si de verdad todo es cíclico, ¿qué pensarían aquellos 12 monjes que, persiguiendo el ideal de pobreza extrema y cercanía del Supremo fundaron en 1205 la Abadía de Pierredon, una absoluta tierra de nadie entre rocas, matojos y culebras en un lugar remoto que por supuesto no se llamaba Provenza? ¿Qué pensarían hoy si, gracias a un clic mágico y retroactivo, se levantaran de sus tumbas y contemplaran lo que en esta radiante tarde de verano se abre a los ojos del visitante de Pierredon? Más de 800 años después, Pierredon sigue en pie, pero ocurre que desde 1999 es la mansión de un multimillonario hombre de negocios milanés que cayó rendido ante la sobredosis de quietud que desprende el lugar.... Hoy la Abadía de Santa María de Pierredon, bajo el sol plúmbeo de este verano provenzal, ya no es una abadía, sino una casa de campo cuya existencia parece directamente irreal si no fuera porque la tenemos delante de nuestros ojos: su capilla románica del siglo XII con torre y campanario (reconvertida en un salon más de la casa familiar), sus parterres de verde y lavanda, sus jardines dibujados con escuadra y cartabón, su casita de los niños en medio del jardín, sus balconadas de hierro forjado, sus suelos de piedra clara, sus estanques perfectos y, en general, el mundo caracterizado por el encanto de esas cosas que -aún siendo relativamente nuevas- parece que siempre estuvieron ahí...El Parque Natural de Les Alpilles, la región del Luberon y la Provenza entera que cantaron Marcel Pagnol, Lawrence Durrell o Jean Giono es el territorio por el que se mueven los Lafourcade. Una familia que lleva 40 años instalada en un viejo almacén de bebidas reformado en el centro del encantador pueblo de Saint-Rémy de Provence, un lugar que representa la quintaesencia del hedonismo provenzal. El enclave por donde pasaron ligures, griegos, romanos, vándalos y visigodos antes de caer bajo el manto protector de los papas de Aviñón es famoso por varios motivos. Sobre todo porque entre el 8 de mayo de 1889 y el 16 de mayo de 1890, un Vincent Van Gogh, tocado de pleno por el estigma del desequilibrio mental estuvo internado aquí, exactamente en el Sanatorio Mental de Saint Paul de Mausole. Aquí alternó sus problemas de salud con una actividad artística que pudiera tildarse de patológica, en la que se incluyen 150 cuadros, y entre ellos varias obras maestras del genio holandés como La noche estrellada o Los Iris.....
Borja Hermoso. Saint-Rémy-de-Provence. El País, domingo 7 de agosto de 2016

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