martes, 23 de agosto de 2016

El color de Chagall, 2

La exposición Marc Chagall y sus compañeros rusos incluye además la reconstrucción de la habitación de la casa de Marc Chagall en Vitebsk: "El mobiliario original, traído por completo desde el Museo de San Petersburgo ha sido colocado exactamente tal cual estaba con ayuda de varios planos", explica Joseé María Luna, director de la colección, que ve interesante "contextualizar al artista". Gracias a uno de sus conocidos cuadros, se ha evocado la vista que tenía Chagall desde la ventana. Admirado por Picasso, que dijo que cuando muriese Matisse quedaría Chagall como el "único pintor que de verdad entiende lo que es el color", en toda la obra del maestro ruso se respira un tono autobiográfico. Lo eslavo, lo judío, lo rural, las ganas de vivir a veces empañadas por la rutina. "En sus cuadros, desde el principio hasta el fin, los temas protagonistas eran aquellos conectados con la vida cotidiana, la gente que conocía y que quería en Vitebsk: Chagall no se limitaba a las formas abstractas, explica Eugenia Petrova, directora artística del Museo Estatal Ruso. En Moscú, Chagall también fue un referente para la comunidad judía local, dando clases a niños judíos sin hogar en el suburbio de Malajovka. Para entonces, Moscú se había convertido en un lugar poco acogedor para un artista con pocos recursos como él. La fama lograda al calor de la revolución no le había reportado prosperidad. Atosigado por esas estrecheces económicas, cansado de ir y venir a Moscú desde las afueras en trenes atestados, en 1922 dejó la URSS. Se fue a Francia, donde residiría hasta su muerte, con la excepción de su paréntesis en Estados Unidos. Allí volvería a diseñar decorados, como los del ballet Aleko. En París pintó el techo de la ópera de la ciudad, 220 metros cuadrados para plasmar la concepción del color que lo hizo único. Volvería a la URSS en 1973, invitado por el Ministerio de Cultura. Visitó Leningrado y también Moscú, donde el Museo Tretiakov celebró, igual que ahora, una exposición en honor del genio que no supo cuidar.
Xavier Colás. Moscú. El Mundo, jueves 21 de julio de 2016.

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