Michel Foucault en 1984 |
Foucault trabajó en las galeradas del libro hasta dos semanas antes de morir, enfermo de sida, a mediados de 1984. Pero, a la vez, no dejó de repetir a sus allegados que no hicieran como Max Brod, el editor y amigo de Kafka que ignoró su última voluntad al llevar a imprenta sus últimos manuscritos inéditos. Aunque, sin esa traición, el mundo se habría quedado sin novelas como El proceso y El castillo. "Foucault debía de saber, al dejar este manuscrito, que algún día sería publicado. Es casi como si lo hubiera programado para que aparecieran 34 años después de su muerte, ya que los asuntos de los que habla están de plena actualidad", opina Frédéric Worms, profesor de Filosofía Contemporánea en la Escuela Normal Superior de París.
El libro remite indirectamente al actual debate público sobre la sexualidad y sus sistemas de control. Es "una arqueología del sujeto sexual", en palabras del filósofo Frédéric Worms, gran especialista en la obra de Foucault y responsable de la edición de este libro, en el que el autor desarrolla ideas que ya figuraban en los anteriores volúmenes de esta saga filosófica. Foucault se opuso al lugar común de la sexualidad reprimida, tan publicitado por el Mayo francés y la democratización del psicoanálisis. Para el filósofo a partir del siglo XVII no existe tabú ni contención masiva, sino más bien una multiplicación de discursos sobre la sexualidad.
" Las instituciones de poder y de control social se amparan en la sexualidad para excitarla, suscitarla y favorecerla, o bien para enmascararla y prohibirla", explicó Foucault en 1977. "Existe una tecnología política en torno a la sexualidad que resulta más fundamental que las prohibiciones o los permisos", En otras palabras, el sexo resulta omnipresente, sea prohibido o alentado. ..
Álex Vicente. París. El País, domingo 11-03-18
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