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Los muelles de Burdeos |
Burdeos está a dos horas de París, con el tren de alta velocidad que ha culminado esta transformación de la ciudad llevada a cabo por Juppé desde su llegada a la alcaldía en 1995. Fue un empeño personal que se ha mantenido durante 15 años. Y lo que ahora sueña Burdeos está a cargo de Michèle Laruë-Charlus, una mujer con un apellido que recuerda a uno de los más importantes personajes de Proust, y que es la encargada de acometer el gran reto urbanístico de la ciudad para 2050. "En la actualidad es visitada por siete millones de turistas al año", me dice, "sabemos que ellos son nuestro mayor motor económico, y se merecen lo mejor". Pero como el vino, también los turistas parecen nacidos aquí, porque lo cierto es que !no se notan! Laruë-Charlus me explica que es el propio carácter de Burdeos él que se impone a las visitas. "El turista es en Burdeos un ciudadano más, ocasional, pero ciudadano", dice. Nada más llegar la ciudad lo amaestra. Y es verdad que las tiendas siguen siendo las de siempre, nada de souvenirs ni baratijas en las puertas. Todo el mundo mantiene su vida normal, una actividad tranquila de una ciudad de tamaño medio que ni siete millones de turistas alteran. Otro secreto: hay más bed&breakfast que plazas de hotel, y los impuestos que pagan son considerables. Todo está ordenado y reglamentado para que el turista llegue y se haga bordelés. Alain Juppé lo explica: "Burdeos es una ciudad de templanza, desde Montaigne esa sabiduría y ese equilibrio se transmite de una generación a otra. Es lo que ha permitido acoger a lo largo de los siglos y sin conflictos gentes de orígenes diversos. Sin caer en la autosatisfacción, yo creo que la mutación urbana, hecha además de acuerdo con sus habitantes, nos ha devuelto un cierto orgullo de vivir en una ciudad relajante, sociable y al mismo tiempo dinámica".
Él abordó este cambio barrio por barrio, estableciendo grupos de trabajo en los que participaban los representantes de los vecinos y más de 66 arquitectos..."Estos proyectos unidos a la riqueza del patrimonio han permitido ver a Burdeos inscrita, en 2007, en el patrimonio mundial de la Unesco".
Se conectaron las dos orillas del Garona con un nuevo puente, se peatonalizó el centro y se desarrollaron los barrios más excluidos de la orilla derecha. En 2016 Burdeos se situó en el segundo puesto de los destinos turísticos más apreciados según The New York Times. Y en 2017 encabezó la lista del Best in Travel de Lonely Planet como la mejor ciudad para visitar. ¿Y si él tuviera que explicar la ciudad, que lugar escogería? "Sin lugar a dudas, los muelles", contesta el alcalde. "Burdeos es una ciudad rica en lugares históricos, pero mi debilidad son los muelles", ese espacio que, a lo largo de más de cuatro kilómetros, permite admirar a la vez la potencia del río Garona y la majestad de las fachadas neoclásicas. Desde que se recuperaron se han convertido en el lugar de encuentro de los bordeleses. Yo suelo decir que los muelles son nuestro Guggenheim. Los españoles podéis muy bien entender esta referencia a Bilbao y al nuevo impulso que ese museo ha dado a la ciudad"...
Luisa Castro, escritora y directora del Instituto Cervantes de Burdeos. El País. El viajero, viernes, 7- 03-18 .
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