sábado, 31 de marzo de 2018

Fábulas del Loira: Orleans

FRAC de Orleans
Resulta que la arteria principal que hace latir el corazón de Francia se llama Loira. El río más largo del país lo atraviesa de parte a parte, como una flecha estadística al alza, a contrapelo, desde el Macizo Central hasta el Atlántico. Baña cinco regiones, 12 departamentos y da apellido a un montón de poblaciones. Su tramo central -digamos de Orleans a Tours, "el jardín de Francia"- es un exquisito concentrado del propio país, de su paisaje, de sus frutos y sabores, de su historia, de sus mentes preclaras. Muchos tópicos de la douce France se reúnen allí en estado puro. Colinas suaves, cielos impresionistas, bosques espesos, pura armonía de un río tranquilo y caudaloso con feudatarios que se le parecen. Se etiqueta a ese tramo central como Valle del Loira, pero está claro que es una marca, ningún valle normalito mide 400 y pico kilómetros de largo. Otro título enfático que le endosan, de resonancias faraónicas, es el de Valle de los Reyes. Fueron muchos los monarcas que se encapricharon de ese corredor privilegiado, de su caza, de sus vinos y art de vivre, sembrando las riberas del río y afluentes de mansiones y castillos. La asociación Châteaux de la Loire, creada hace 10 años, agrupa a los 80 principales, pero, así a  bulto podrían ser el doble. 
No sólo guisaron aquí el devenir del país reyes y reinas a granel, también habitaron sus palacios artistas y escritores: Leonardo da Vinci, Ronsard, Molière, Balzac...o figuras tan cruciales como Juana de Arco o el cardenal Richelieu. Con todo lo cual estaba cantado que la Unesco acabaría incluyendo al Valle del Loira en su lista de patrimonio mundial, cosa que ocurrió hace un par de décadas. Recientemente, y con buen criterio (a juzgar por los resultados), las autoridades han decidido rescatar las sombras del pasado con una renovación de armario, por así decirlo: vestir a los duendes de los castillos con modelos de Dior o Yves Saint-Laurent. ¿Cómo? convirtiendo muchos de ellos en centros de arte y derrochando vanguardia en las ciudades que los arropan. Buen ejemplo de ello es Orleans, donde empezamos esta ruta para seguirle la corriente al río.
Esa urbe brilla con letras de oro en la historia de Francia gracias a la doncella de Orleans, Juana de Arco. La Pucelle ("doncella",eso significa), atendiendo a unas voces celestiales que la impelían, liberó la ciudad del asedio de los ingleses en la primavera de 1429, durante la Guerra de los Cien Años. Por aquel entonce el Loira era frontera entre la Francia ocupada por los ingleses y la nación a punto de caramelo. El paseo fluvial y los muelles donde atracan veleros turísticos siguen pareciendo hoy una estampa miniada de la época, o un óleo de Sisley. Juana de Arco sale a relucir en todas partes. En la catedral gótica, 10 vidrieras narran su epopeya, y desde 1926, un lustro después de que la canonizaran, cuenta con una capilla y una imagen triunfal que se repite en muchas iglesias de Francia. Por supuesto,  está la casa medieval que la albergó, hoy museo y su estatua ecuestre preside la céntrica  Plaza du Martroi. También lleva su nombre la calle principal, que recorren tranvías del futuro sin ruido y sin cables. Aunque de origen romano, Orleans es una ciudad renacentista, el casco antiguo es uno de los mejores conservados del país. Las casas de entramado y colores vivos se alternan con mansiones de piedra y de ladrillo combinado, algo muy de la región y uno de cuyos más ampulosos ejemplos es el Hôtel Groslot. Pero Orleans, como empachada de tanta púrpura, apuesta por la vanguardia en muchos de sus edificios municipales, como la biblioteca, la universidad, la estación de tren. Y sobre todo, en su FRAC Centre-Val de Loire. 
Los FRAC son un invento notable, fruto de la política de descentralización francesa que se inició en la década de 1980. Se trataba de crear centros regionales que aglutinasen las sinergias culturales en las distintas áreas del país. Este FRAC de Orleans, con un singular edificio en forma de tentáculos o chimeneas de cristal ( obra del estudio  Jakob + MacFarlane), optó por asociar el arte contemporáneo  y la arquitectura experimental posterior a los años cincuenta. Fruto de ese enfoque es la I Bienal de Arquitectura de Orleans que abrió sus puertas el pasado otoño y se prolongará hasta este domingo...
Carlos Pascual. El Viajero. El País, viernes 30 de marzo de 2018

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