Henry Miller le definió como "el ojo de París". Extranjero y apátrida. Brassaï forjó la imagen de la ciudad. La Fundación Mapfre de Barcelona le dedica una magna retrospectiva. Gyulá Halász (1899-1984) se quedó sin país. Nació en Brassó, en la Transilvania magiar. Pero con la caída del Imperio austrohúngaro pasó a llamarse Basov y a formar parte de Rumanía, tratado de Vernon mediante. Y Gyulá Halász adoptó el nombre de su ciudad como firma de identidad: Brassaï (que significa de Brassó) . Apátrida y extranjero, sin apenas hablar francés, el joven Gyulá se mudó a París. Empezó a leer Proust. E inventó la imagen de París: las noches evanescentes, los tipos marginales, las demoiselles de la calle, los adoquines tras la lluvia, la neblina en los puentes del Sena...Brassaï era "el ojo de París", en palabras de Henry Miller.
Cuando llegó a Montparnasse, el nuevo centro de la bohemia en detrimento de Montmartre, Brassaï quería ser pintor. Pero fue con la cámara de placas de vidrio, en blanco y negro cómo su mirada extranjera captó la belleza del París cotidiano e iluminó sus noches. Después de la retrospectiva que le dedicó el Pompidou en el 2000, la Fundación Mapfre de Barcelona estrena Brassaï, una magna antológica con más de 200 piezas que en mayo viajará a Madrid y en noviembre a San Francisco...
El París de Brassaï se forjó en la noche, en las largas horas de deambular por la ciudad. Tras ver un delgado portfolio de un joven emigrante húngaro, el editor Charles Peignot le encargó un libro que con los años convertiría en historia de la fotografía (y del diseño): Paris de nuit, publicado en 1932. Fue un éxito que le abrió las puertas de la élite cultural, de los grupos de vanguardia, del taller de Picasso...Todos y todas desfilaron ante su cámara: Dalí y Gala, Anaïs Nin cubriéndose con una capa, un Picasso desafiante, un Henry Miller irónico. De las exclusivas fiestas en el Maxim's del Hotel Crillon al mercado de Les Halles o los burdeles. "Estaba ansioso por penetrar en ese otro mundo, ese mundo secreto, siniestro, de los mafiosos, los marginados, los tipos duros, los chulos, las prostitutas, los drogadictos, los invertidos" confesaba el propio Brassï en 1976 cuando logró publicar Le París secret des années 30,con las imágenes que nunca vieron la luz.
Vanessa Graell. El Mundo, martes 20 de febrero de 2018
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