martes, 20 de marzo de 2018

En la ciudad del vino

La cité du vin
Que cierto es que no hay nada mejor para aplacar los ánimos después de un largo viaje que una buena cama con sábanas nuevas, limpias y frescas. Esta mañana las cosas iban mucho mejor en el pequeño recinto, no se bien cómo llamarle, que hace las veces de recepción y de mini comedor para el desayuno de este hotel que se hace llamar pomposamente Première Classe...
Todos habíamos dormido bien y cuando el chófer arrancó hacia La cité du vin, el buen humor reinaba en el autobús. Este nuevo espacio bordelés fue inaugurado el 21 de mayo de 2016 por  el alcalde Alain Juppé y François Hollande entonces presidente. Su forma no se parece a ninguna otra porque quiere representar el alma del vino, entre la ciudad y el río, un elemento líquido. Cristal y metales en el exterior. Madera en el interior. La madera siempre ha sido un elemento presente en el mundo del vino no solo por las barricas y los toneles sino también por los barcos que los transportaban. Madera del entorno de Aquitania en los bosques de Las Landas. Con estos datos previos y algunos otros que comentamos en el autobús iniciamos la visita. Plena libertad para el recorrido perfectamente explicado en los paneles de cada sala además de audioguías y la más moderna tecnología acompañando la escenografía de cada sala. Tiempo de la visita limitado para el grupo a 1 hora 30 minutos dado el apretado programa de hoy: 12h30  una copa ofrecida por la institución en el Belvedère, zumo de vino para los chicos, vino a escoger para los profes. Sin dudar ni un segundo pedí Sauternes pensando en mi querida amiga I. a la que tanto le gusta. Un tente-en-pie rápido en el bar-à-vins y salida rápida para el embarcadero donde esperamos unos minutos el pequeño barco de servicio regular que nos lleva por el Garona hasta la otra orilla a la altura de le Pont de Pierre. Un breve recuerdo sobre Napoleón y su proyecto de conquistar España para el que hizo construir este puente aunque cuando él se murió el purnte estaba sin terminar. Regreso a la otra orilla en el moderno tramvay que cada vez extiende más su recorrido por todo Burdeos. Paseo a pie desde la Porte de Bourgogne hasta la Place de la Bourse y el Espejo del agua. Una hora de tiempo libre para los alumnos y mayores. Momentos para un té con mi amiga M. L. que hoy se incorporó a nuestro grupo. Ella que ha sido una de mis dos maestras en esta ciudad y la que ha dirigido el programa de este viaje cargado emoción para mí porque con él me despido de mi carrera de profesora que ha durado 48 años. Ya de regreso al hotel en nuestro autobús Autos López que circula por los bulevares y los quais de Bordeaux esta semana, la luz del sol que se pone convierte el singular "ingenio" de la cité de vin en un jarra dorada y rosa, una promesa de  buen vino...  
Carmen Glez Teixeira

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